6. Primera vez

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—Vamos, acompáñame a estar sola.

¿Cómo decirle que no? Me moría de frío, pero ella quería salir y yo haría lo que fuera por verla feliz, no sabía porque y no quería pensarlo demasiado, pero quería ver esa sonrisa todo el tiempo, normalmente era muy disimulado al respecto, pero no pude evitar mirarla cuando se levantó de la cama, observar la forma en la que caminaba, moviendo la cadera, haciendo que su cabello saltara, me quedé observando su piel, lo suave que se veía, miré sus ojos y me morí, aquellos ojos cafés siempre lograban atraparme, estaba hipnotizado por ellos, sonreí y seguramente me veía patético, pero no me importaba, porque era Elisa y con ella podía hacer esas cosas libremente, porque ella me conocía mejor que nadie y ella tenía toda mi confianza, y mi corazón.

Me levanté de la cama y tomé mi chamarra, la puse sobre sus hombros, era mezclilla y no calentaba nada, pero quería que la tuviera, quería sentir que podía protegerla del frío que hacía afuera, ¡Godric! Se veía hermosa en ella, le quedaba enorme, ella sonreía mientras yo captaba cada detalle en mi mente, se veía preciosa y sentía que la tenía más cerca, sentía que era mía, sentía que le había dado mi corazón y que ahora yo le pertenecía, y todo por una simple chamarra. Tuve que morder el interior de mi mejilla para no correr a besarla en ese momento.

Terminamos sentados frente al lago negro, estaba congelado y perdimos la esperanza de ver al calamar, pero ¿Qué importaba? ¿Qué importaba el tonto calamar cuando tenía a Elisa Hamilton recargando su cabeza en mi hombro? Podía estar pasando un puto meteorito en frente y me daría igual porque todos mis sentidos estaban concentrados en Elisa, en sus dedos que dibujaban figuritas en mi pantalón, en su rodilla rozando la mía, en su brazo entrelazado al mío, en su corazón latiendo al mismo ritmo que el mío, en su voz tarareando we can work it out, amaba esa canción, amaba su voz, amaba cuando cantaba esa canción, amaba cuando cantaba, amaba... no tenía la valentía para pronunciarlo aún, pero el sentimiento estaba ahí, en el aire, me armé de valor y tomé su mano, entrelacé nuestros dedos y sentí electricidad por todo mi cuerpo, las mariposas en el estómago revoloteaban con fuerza y juro que podía sentirlas por todo el cuerpo, seguimos caminando después de eso, pero no solté su mano ni un momento.

Navidad había llegado, habíamos estado durmiendo en la misma habitación durante todas las vacaciones, a veces en mi habitación, a veces en la suya, hacíamos una especie de juego de lanzar cualquier objeto por la ventana y el otro tenía que detenerlo con magia, era divertido, era divertido estar con ella, había evitado por completo mencionar a Logan o a Edward, no quería que se preocupara por eso, mamá me había escrito una carta diciéndome que Elisa me tenía enamorado, pues había preferido pasar navidad en el colegio en lugar de pasarla en casa, me causó risa el comentario pero no me atreví a contradecirla, había enviado un pastel de chocolate para los dos, el favorito de Elisa, los ojos se le iluminaron cuando lo llevé al comedor a la hora de la cena.

—Feliz navidad.

—Feliz navidad ¿De dónde sacaste esto?

—Lo envió mamá.

—Dile a tu mamá que la amo.

—Mejor ámame a mí, pude habérmelo comido solo.

—¿Debo amarte por no ser un envidioso?

—Debes amarme porque soy increíble.

—Gran justificación.

—Me amas y lo sabes.

—No tienes idea.

Rodó los ojos pero me abrazó, comenzamos a comer en un agradable silencio, estaban los profesores, excepto el padre de Elisa, todos conversando animadamente, me giré hacia ellos y podía jurar que McGonagall me estaba sonriendo, por las dudas le dediqué una sonrisa, me volví hacia Elisa, tenía puesta mi chamarra de mezclilla, un suéter negro y unos pantalones de mezclilla, no podía verse más hermosa.

Just a friend |James Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora