8. ¿Qué somos?

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—Que hija de puta, con todo respeto.

—No, yo te apoyo.

—¿Y tú cómo te sientes al respecto?

—Honestamente ya estoy cansada de ella, ya tuve suficiente sufrimiento por su culpa, pero me da rabia que haya hecho sufrir a Edward así.

Podía sentir la frustración en su voz, me había explicado lo que Claire había hecho en navidad, una carta de disculpa diciendo que no podía hacerlo, que era hora de que los Hamilton se olvidaran de ella como ella lo hizo con ellos, había roto el corazón de Edward, por suerte Elisa estaba ahí, siempre fuerte para su gemelo, para sostenerlo cuando estaba a punto de caer, sólo que ahora también tenía que sostener a su padre, porque aquella carta lo había afectado, podíamos verlo, incluso los chicos que no sabían nada de la situación lo habían notado, "El profesor Hamilton ha estado muy distraído", "Hoy faltó a clases, nunca lo hace", "¿Ya viste sus ojeras?", "Deberíamos preguntarle a Elisa si podemos ayudar" ¡Merlín! Sólo quería que cerraran la boca, Elisa ya estaba pasando por mucho y no necesitaba a un grupo de estudiantes curiosos que la hicieran dar explicaciones absurdas, al menos el equipo de quidditch tenía prohibido hablar sobre ese tema.

Las últimas dos semanas habían sido agotadoras para todos nosotros, pues Elisa y Tomás tenían que ir juntos a sacar a Edward de la cama por las mañanas, después Elisa corría hasta la oficina de su padre para prepararle un té que le quitaran las ganas de matarse para ir al comedor a desayunar, después regresaba con su hermano para evitar que se saltara las clases, una vez que estas terminaban corría al lado de su padre y se encerraban en su oficina mientras Edward lloraba en los baños con Tomás, Elisa pasaba toda la tarde en la oficina de su padre, evitando que el hombre comenzara a beber, poniendo todo su esfuerzo en mantener a flote a su pequeña y rota familia, tratando de arreglar el desastre que Claire había dejado, pero Elisa estaba cansada, estaba cansada de intentarlo, de poner todo su esfuerzo en mantener unida a su familia, regresaba cansada a mis brazos por las noches, a veces llorando de cansancio y frustración, a veces para desahogarse y algunas veces sólo llegaba a abrazarme y que le cantara hasta que se dormía, sólo así parecía tener un momento de paz, quería ayudarla porque hacer su tarea ya no parecía suficiente, pero me negó meterme en el asunto, "Es un problema familiar, Jamie. Deja que nosotros lo resolvamos." No podía hacer otra cosa más que procurar que comiera tres veces al día y seguir haciendo su tarea, era frustrante.

Una noche volvió a mi habitación llorando, entró al cuarto cerrando la puerta con su cuerpo y dejándose caer al suelo, lloró por una hora, Sirius había corrido a su lado para abrazarla mientras yo le conseguía algo de comer, sabía que no lo había hecho en todo el día, sabía que era amante de los waffles así que fui hasta las cocinas a rogarle a los elfos que prepararan unos cuantos, no fue difícil que accedieran, cuando volví a la habitación Sirius la había sentado en mi cama mientras la seguía abrazando, seguían rodando las lágrimas como mares, y ella lucía cansada, harta. Me acerqué y Sirius me cedió su lugar.

—Te traje waffles.

—No tengo hambre.

—Sí tienes, sólo no te das cuenta.

Le ofrecí un pedazo y ella lo aceptó sin ánimos.

—¿Qué ocurrió?

—2 cajetillas de cigarros, cada uno, en menos de 2 horas. Se están destruyendo a ellos mismos.

—Elisa, no llores.

—No pude hacer nada, papá me gritó horrible cuando intenté quitárselos y Ted...

—Y Ted...

—El muy imbécil nos cerró la puerta en la cara, Tomás dice que ya está harto de ser su psicólogo, estoy sola.

Just a friend |James Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora