17. Estamos juntos en esto

147 10 0
                                    

Silencio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Silencio.

Matthew me había dejado llorar libremente y había permanecido expectante, sentado en mi cama mientras que yo me había apartado de él con prisa en cuanto que mis músculos reaccionaron. Fui a por la fregona para alejarme de él y limpié aquel desastre con manos temblorosas, después recapacité y sentí pánico. Me tiré al suelo y lloré abrazándome las rodillas.

Me sentía demasiado abrumada, y no era para menos. Había matado a mi mejor amiga y mi vida ya no era mía.

Había intentado suicidarme, había tenido el valor de hacerlo y lamentaba no haber concluido con éxito. No sabía qué hacer.

—¿Has terminado de lamentarte? —cuestionó Matthew sonando aburrido. Negué sin molestarme en mirarlo siquiera, hasta que un ruido me hizo saber que se había levantado de la cama. Cuando alcé el rostro me topé de frente con sus oscuros ojos, se había arrodillado frente a mí.

Estiró la mano hacia mi rostro y yo me aparté de forma refleja. Una sonrisa maliciosa asomó a sus labios, agarró mi rostro con una mano, apretando mis mejillas de forma dolorosa y acercó mi rostro al suyo.

—Deja de ser tan dramática, me estás poniendo de los nervios.

Pasé saliva sin saber qué decir y le sostuve la mirada incapaz de apartarla, su oscuridad era atrapante.

Con su otra mano me pasó el dedo índice por la mejilla, recogiendo mis lágrimas, y después se las llevó a los labios. Yo me pasé la lengua por los labios, humedeciéndomelos de forma inconsciente.

—¿Cómo voy a seguir con mi vida después de esto? —susurré. Realmente la pregunta iba para mí misma, pero Matthew aflojó su agarre en mi rostro y acercó su boca a la mía sin llegar a rozarla.

—Ahora estamos juntos en esto, Mad —murmuró, su nariz rozando mi mejilla y su respiración haciéndose notar en mi piel—. Mientras estés de mi lado no dejaré que nada te haga daño, ni siquiera tú misma.

Mi piel se erizó por completo. Abrí la boca para replicar consciente de que yo no quería eso, pero sus labios se estrellaron bruscamente contra los míos y mis pensamientos quedaron opacados por los movimientos invasivos de su lengua en mi boca. Debería haberme apartado, mi último pensamiento coherente gritaba que lo hiciera, pero fui incapaz. Aquello me gustaba, se sentía bien.

Podía sentir mi corazón desbocado mientras su mano se deslizaba hasta mi cuello para apretarlo con la fuerza suficiente como para hacerme sentir la presión de mi sangre, pero sin llegar a cortarme completamente la respiración.

No sentí miedo, él no iba a matarme, de momento. ¿Por qué no podía dejarme llevar por un momento y simplemente disfrutar como haría cualquier chica normal?

El miedo, la desesperación y la angustia aún seguían en mí, pero la curiosidad fue más fuerte. Había intentado acabar con mi vida, ¿qué podía perder?

La Locura Que Provocas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora