24. Yo estoy orgulloso de ti

106 9 0
                                    

Estuvimos cerca de tres cuartos de hora hablando sobre cómo matar a alguien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estuvimos cerca de tres cuartos de hora hablando sobre cómo matar a alguien. No fue una conversación que me encantase, pero tampoco fue tan desagradable como pensaba que sería. O tal vez mi cabeza aún estaba demasiado ida por lo sucedido como para asimilar realmente que estábamos hablando de quitar vidas.

Matthew pasó casi veinte minutos riñéndome por cómo había intentado matarme con las pastillas. Empezó diciéndome que había formas más rápidas para hacerlo que me hubieran otorgado el éxito, y acabamos discutiendo porque yo pensaba que no había sido una mala idea. De no ser por él y por mi maldita ventana, hubiese muerto como quería. Aunque a esas alturas me alegraba de seguir viva, y parte de ello era por mi vecino; lo cual era gracioso teniendo en cuenta que él mismo era la razón por la que había intentado suicidarme.

—Eres una aburrida, Madelaine —dijo a modo de conclusión. Fruncí el ceño sin apartar la vista de él. La conversación había relajado mucho el ambiente, a pesar del tema que estábamos tratando. Era como hablar del tiempo, y aquello me preocupó. Matthew me estaba convenciendo de que no era para tanto.

—Intenté matarme —dije casi con orgullo, como si eso fuese un logro. Mi vecino me miró con una ligera sonrisa, supongo que la mía arrogante se reflejó en él. Estaba acomodada en la silla con las piernas abiertas, demasiado relajada, e hice un gesto con las manos como si eso lo explicase todo, aunque no me quedé con las ganas de verbalizarlo. Me incliné hacia delante, apoyando los codos en mis rodillas—. Creo que alguien aburrido no haría eso.

Él rio.

—Quedó en el intento y fue patético.

Bufé fastidiada y no le di más vueltas. No iba a discutir más con él porque no tenía razón. Había buscado una forma casi indolora de quitarme la vida y si no hubiese sido por él, lo hubiese conseguido. No tenía derecho a decir absolutamente nada.

—Yo no podría hacer algo como lo que haces tú. Es demasiado... sangriento —dije asqueada haciéndole reír de nuevo.

—¿Cómo matarías tú a alguien? —preguntó intrigado. Estaba acostado en la cama boca arriba con los brazos tras la cabeza y el rostro ligeramente ladeado para verme. Me encogí de hombros y apreté los labios meditando una respuesta que fuese realista pero no le hiciese reír a carcajadas.

—Tal vez asfixiándolo —murmuré tras algunos segundos. Matthew puso una mueca.

—Definitivamente no —replicó haciéndome fruncir el ceño con indignación—. Para empezar, es una muerte demasiado íntima para dársela a cualquiera —explicó haciendo mención a la conversación anterior. Me recliné en la silla y crucé las piernas apretándolas. Fue algo inconsciente el pasarme las manos por el cuello. Mi cuerpo respondía a él, no podía martirizarme por ello—, y para seguir, no tienes la fuerza suficiente. En un confrontamiento físico perderías, Madelaine. Así que ni siquiera te arriesgues. Tal vez podrías ahorcar a alguien con un cable o asfixiarlo con una bolsa.

La Locura Que Provocas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora