Capitulo 42

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MARIZZA

Estaba durmiendo tranquilamente, en un sueño casi profundo, cuando sentí a un pequeño ser humano saltarme sobre la cama y besarme en la mejilla. Me desperté y miré esos brillantes ojos marrones y esa encantadora sonrisa. 

-¡Buenos días! - dije sonriendo. 

-Buenos días, mamá. Camila ya tenía 7 años y se estaba volviendo más inteligente todos los días- Es hora de prepararse para la escuela. 

-Es verdad- dije mirando el reloj en la pared que decía 6:40 am- Espero que tu hermano ya esté despierto.

-Sabes que es bastante vago, mamá. Debe estar babeando sobre la almohada. 

-No hables así, de tu hermano, hija- me reí- Ya te dije que tienes que influenciar a tu hermano para que le guste la escuela- le acaricié el cabello. 

-Me gusta estudiar, a él no. Además, es mayor que yo. ¿Quién debería influir en quién? 

-Sí, eres bastante inteligente. Ahora, levantémonos de esta cama. Ve al baño y despertaré a tu hermano- se levantó y fue al baño. Fui a la habitación de Bautista y lo llamé en voz baja. 

-Solo 5 minutos más ...- murmuró volviéndose hacia el otro lado. 

-¡Ni siquiera un minuto! Vamos, levantate. 

-Mami, no creo que me sienta bien- forzó una cara de dolor. 

-Gran actuación. Ahora, levántate- hablé en tono de orden. 

-¿Por qué tienes que ser tan mala conmigo? - hizo un puchero. 

-¿Tendré que obligarte para que te levantes?

-Pruébalo - se rió. 

-¿Ah, sí? - me senté en la cama y comencé a hacerle cosquillas, y él comenzó a reír a carcajadas. Me encantaba escuchar su risa. Me detuve cuando noté su falta de aire- Espero que eso te haya hecho despertar. 

-Eso creo - se puso de pie. 

-Está bien. Ahora a ducharse ¿te parece? 

Él asintió con la cabeza y lo seguí al baño. Mientras se duchaba, ayudé a Camila a prepararse.

Los dos eran casi opuestos entre sí. A ella le gustaba producirse, él siempre estaba desordenado. Le gustaba leer más que jugar con juguetes. Le encantaba correr, jugar a la pelota y patinar. Bautista siempre estaba saltando, mientras que Camila prefería hablar y hacer preguntas sobre el mundo.

Lo más difícil era no meterse en las pelea entre los dos. Pero, el amor de los hermanos es muy claro.

La vida iba bien, todo parecía perfecto. Vivimos esa rutina. Llevaba a los niños a la escuela y luego iba a trabajar a la floristería. Por la tarde, mi padre los llevaba a ayudarnos con las flores. Creo que la jardinería era lo único que tenían en común.

Nunca le dije a Camila que era adoptada incluso porque nunca pensé  que no hiciera una diferencia. Ella era mi hija al igual que Bautista. Sol me pidió que la cuidara como si fuera mi hija, y eso es exactamente lo que he hecho a lo largo de los años.

Desayunamos, mi padre fue a la floristería y yo lleve a los niños a la escuela. Me detuve enfrente y hablé con Bautusta después de que entró Camila. 

-Escuché que tu hermana tiene problemas para socializar. 

-Es solo que ella es rara. Las otras chicas no quieren ser sus amigas.

-Tu hermana no es rara. 

-Mamá, en las vacaciones lee libros en lugar de jugar con los otros niños. Eso es muy extraño para alguien que tiene 7 años. 

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