Capitulo 56

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MARIZZA

Los días parecían alargarse. Ya estábamos cerca del día en que juzgarían la custodia de Camila y en cualquier momento recibiría la visita del Consejero de Tutela.

Tuve que explicarle a Bautista toda la situación y él entendió todo muy bien.

Había herado el lado cuerdo de Pablo.

Siempre veía el lado bueno de las situaciones, por muy malo que fuera. Pablo parecía querer estar más y más cerca y para mí, se estaba volviendo cada vez más difícil no contarle sobre mi vida.

Era como si estuviera tratando de hacer que me abriera lentamente, definitivamente era difícil ocultarle algo.

Un domingo por la tarde, mientras ayudaba a Bautusta con una lastimadura en la rodilla, oí sonar el timbre.

Lo dejé en el sofá y fui a contestar. Era una mujer de mediana edad que sonrió con simpatía cuando me vio.

-Buenas tardes- dije sonriendo.

-Buenas tardes, mi nombre es María, soy la Consejera de Tutela y vine a visitarla. 

-Oh, está bien. Adelante- en cuanto entró, se detuvo al ver a Bautista. 

-¿Es este su hijo biológico?

-Sí, él es Bautista. 

-¿Qué te pasó en la rodilla?- preguntó refiriéndose al chico.

-Me caí mientras jugaba a la pelota, pero no fue gran cosa. Mamá ya hizo que el dolor desapareciera- sonrió. Ella me miró con aprobación. 

-¿Y dónde está tu hermanita? 

-Estudiando en el dormitorio. Le encanta estudiar. 

-¿A ti también te gusta?

-Lo intento- se encogió de hombros. 

-Si quieres ir a verla, le mostraré la habitación- le dije, ella asintió y subimos las escaleras. 

-Necesito hablar con ella a solas. Sin la influencia de nadie. 

-Está bien, esperaré abajo- bajé y terminé de curar la herida de Bautista. 

-¿Esta señora se llevará a Camila? 

-No, mi amor. Ella solo vino para asegurarse de que fuéramos una buena familia para Camila. 

-Entendido. Entonces, ¿lo hice bien? 

-Fuiste el mejor- lo abracé y lo llene de besos.

Al menos nadie podría arrebatarme a Bautista. 

María se tomó unos largos minutos arriba y comencé a preocuparme.

Sabía que Camila sabría cómo decir las cosas correctas, mi hija siempre fue muy inteligente y sabía cómo usar las palabras para convencer a la gente. Solo necesitaba pensamientos positivos y creer que todo saldría bien.

Dejé a Bautista tomando un refrigerio en la cocina y me quedé en la sala de estar con María cuando ella regresó.

-Camila me dijo que ella y Bautista van a escuelas privadas. 

-Sí, siempre luché para que tuvieran la mejor educación. 

-Pero los ingresos de la jardinería no parecen suficientes para pagar una escuela costosa y satisfacer las necesidades de la casa.- arqueó una ceja. 

-Bueno ... tengo que ser honesta, ¿verdad? De todos modos, quiero que todo salga bien en este proceso, así que hay que decir algunas cosas.

-Continúa. 

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