Capitulo 29

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PABLO

Tan pronto como me desperté por la mañana, recibí una llamada de mi mamá. Mi padre había salido de la cárcel y seguirían el caso estando en libertad.

Ya imaginaba que esto pasaría. Mi mamá dijo que tenía una cosa más que decirme, pero tenía que ser personalmente. Entonces ella vendría a la escuela por la tarde.

Fui a la cafetería a desayunar. Cuando llegué, todos ya estaban en una mesa, me senté al lado de Marizza. 

-Tomas ¿ves lo lindos que son Mari y Pablo? Ahora tienen brazaletes a juego- dijo mi hermana emocionada. 

-Sí, muy lindos - se encogió de hombros sin importarle demasiado. 

-Tomás, cada día que pasa te vuelves más romántico- dijo irónicamente Mía. 

-¿Qué? ¿Por qué dices eso?- Pilar resopló y todos rieron- ¿Qué hice? 

-Esa es la situación. Nunca haces nada- él puso los ojos en blanco. 

-Si me lo explican, lo entenderé- ya se veía nervioso. 

-No sirve de nada, decir ironías a esta hora de la mañana. Solo ustedes, se les ocurre chicos- dijo Manuel cargando a Tomás

-Me alegro de que seamos una pareja bastante buena- Mia le besó en la mejilla. 

-¿Ya son pareja?- pregunté curioso. 

-¡Nacimos para ser pareja!- dijo Mía con cara de enamorada.

-Sí, no puedo contradecirla- ella se rió y lo besó. Los cuatro continuaron hablando. 

-¿Tu amor? ¿Por qué estás tan callada?- acaricié el rostro de Marizza. 

-No lo sé ... debe ser solo porque tengo sueño. 

-Estás un poco pálida. 

-No suelo tomar mucho sol- sonrió débilmente. 

-Eso no es lo que quise decir- le sonreí

-Estoy bien. Es en serio. 

-Está bien- le di un beso en la frente. 

-¿Oh, amor? Hoy mi padre vendrá a la escuela. Será una gran oportunidad para conocerse. 

-Ah ... ¿de verdad?- forcé una sonrisa- ¡Eso es genial!- traté de fingir que estaba muy feliz por eso. 

-Estoy segura de que se amarán. 

-Eso espero. 

**********

Después de comer, fuimos todos al aula.

Después de que terminaron las actividades de la mañana, me dirigí a los casilleros para guardar mis libros.

Vi a Marizza de lejos, apoyada contra la pared, con los ojos cerrados mientras respiraba profundamente. Me acerqué lentamente y toqué su hombro. Abrió los ojos y sonrió. 

-Martín nos espera en la recepción de la oficina del director- me tiró de la mano, pero la aparté- ¿Que pasa? 

-¿Estás realmente bien?- le dije preocupado

-Sí. 

-¿Y por qué estaba parada aquí así? 

-Me detuve a pensar. Deja de preocuparte tanto.

-¿Pensando?- me crucé de brazos. Ella resopló. 

-¡Martín nos espera! ¡Vamos! - dijo arrastrándome. 

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