Capitulo 51

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PABLO

Llegué al hotel por la noche. Consuelo caminaba de un lado a otro, luciendo angustiada. 

-¿Mi amor? ¿Estas bien? 

-¿Qué hay de ti, Pablo? ¿Cómo estuvo el almuerzo con Marizza? - habló con sarcasmo. 

-Ah era eso… - me senté en la cama- Nos encontramos y pensé que ...

-¿Pensaste que sería buena idea pedirle a tu exnovia que almorzara contigo? - dijo enojada. 

-¿No puedo intentar ser amigo de ella? Después de todo, Camila será una parte importante de nuestra boda. Nada mejor que mantener una buena relación con Mari. 

-¿“Mari"? Así es como la llamaste cuando te conocí. Pensé que la odiabas. 

-Consu, no te entiendo. Dijiste que si la odiaba era porque sentía algo. Decidí dejar las cosas atrás y ¿crees que es malo? 

-No pensé que fuera tan fácil dejar de odiarla. 

-Solo necesitábamos dejar atrás el pasado, en el pasado. 

-Por supuesto… –miró hacia otro lado. 

-No hay necesidad de estar celosa. Te amo- me puse de pie y la atraje para un beso. 

-No te quiero demasiado cerca de ella. 

-¿No confías en mi? 

-En ti confío. No confío en ella.

-No hay necesidad de tener miedo de nada. Mi relación con Marizza será de pura amistad. 

-Ok- sonrió- Ahora, dejemos de hablar de Marizza- dijo, tirándome sobre la cama. 

                       **********

A la mañana siguiente, como era sábado, decidí correr un poco.

Consuelo fue a una tienda para encargar su vestido de novia junto con Mía y Pili, que serían nuestras damas de honor.

Pasé por la floristería y vi a Martín que me saludaba. Me acerqué para intercambiar algunas palabras. 

-¡Pablito!- nos abrazamos- Ha llegado el momento de que nos encontremos. 

-Yo digo lo mismo, Martín. Qué bueno verte de nuevo. 

-Pablo, ¿podrías hablar con Marizza? Ella se equivocó ayer. 

-¿A qué te refieres?- fruncí el ceño. 

-Fue a visitar a Javier a la cárcel. 

-¿Ella qué? ¿Ha perdido la cabeza? Y ¿Cómo es que esa basura está aquí?- estaba muy preocupado. 

- Bueno lo de estar encerrado aquí es una larga historia pero dejando eso de lado, puedes habla con ella, por favor. Ella está en el invernadero cuidando algunas flores. 

Entré y me dirigí hacia el invernadero. Marizza estaba podando unas flores, parecía tener mucho amor por lo que hacía. La delicada forma en que tocaba cada pétalo era apasionante.

Me acerqué a ella. Tan pronto como me vio, sonrió débilmente. Me senté a su lado y le acaricié su cara. Cerró los ojos lentamente y suspiró. 

-¿Cómo estás?

-Bien. 

-¿Y dónde están los niños?

-Fueron a una excursión escolar. 

-Mari, ¿por qué fuiste a ver a Javier ayer? - miró hacia otro lado pero no respondió- Tú mejor que nadie sabes lo peligroso que es. ¿Eres consciente de que puede haberle traído más problemas? Por mucho que nunca me haya gustado Javier, prefiero que mejore. Pero solo mejorará si te saca de su cabeza para siempre. Ir a verlo no ayuda en absoluto. 

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