Capitulo 37

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MARIZZA

El resto de la mañana pareció bastante tranquila.

Me quedé con Pablo hasta el momento en que necesitaba ir al aeropuerto. Casualmente, era el mismo momento en que necesitaba ir al hospital para obtener los resultados de la prueba. 

-Cuidate mucho, amor , te quiero mucho- hablé mientras lo abrazaba muy fuerte. 

-Te amo más que a nada en este mundo- me apretó más fuerte. Soltamos el abrazo y sentí las lágrimas venir- Oye, no llores.- dijo agarrándome la cara- No quiero verte llorar. 

-Está bien- le sonreí--Te extrañaré. 

-Yo también- sonrió. 

Después de varios besos y abrazos, tomé un taxi hasta el hospital. Esperé unos minutos en la recepción, luego el médico me llamó a su oficina. Entré todavía luciendo un poco triste. Me senté en la silla frente a ella y esperé sus palabras. 

-Bueno, tu anemia está completamente curada- me dijo la doctora

-Eso es genial- forcé una sonrisa.

-No se ve tan feliz. 

-Bueno, es solo que alguien que me gusta mucho va a viajar muy lejos hoy. 

-¿Tu novio? 

-Sí ... 

-Está bien. Creo que después de que te cuente lo que descubrimos, tendrá que quedarse contigo- habló con seriedad y me preocupé. 

-¿Cómo es eso? ¿Está todo bien con mi salud? 

-Tu salud es excelente.- sonrió. 

-Entonces no entiendo. 

-Estás embarazada- Me quedé  paralizada. Por un segundo sentí que todo a mi alrededor se había detenido a tiempo.

-¿Estás bien?- preguntó preocupada. 

-¿Puedes repetir eso?- hablé con voz temblorosa. 

-Estás embarazada- habló más lentamente esta vez. 

-Dios mío en el cielo ... por eso me enfermé y me mareé sin motivo ... ¡y tuve un atraso dos meses y ni siquiera me di cuenta! Estaba tan ocupado con Pablo que ni siquiera me di cuenta ... 

-Sí, podemos hacer una ecografía para confirmar, pero debe tener alrededor de 2 meses- me puse la mano en el estómago. 

-¿Qué hago? 

-Primero, evita que tu novio viaje. 

-Está bien. Me voy. 

-Buena suerte.

Salí corriendo del hospital y tomé un taxi. El tráfico no pareció favorecerme ese día. Estaba desesperada y ansiosa. Tan pronto como llegué al aeropuerto, escuché que se anunciaba la última llamada para el vuelo desde Londres. Comencé a correr para llegar a la sala de espera, pero tan pronto como llegué, todo estaba vacío. Miré por la ventana grande y vi despegar el avión. Sentí que me colapsaba al ver que el avión desaparecía entre las nubes.

Yo estaba completamente sola. Las lágrimas brotaron de mis ojos y dejé que me mojaran la cara. Mi llanto se volvió desesperado. Me arrodillé en el suelo y me tapé la cara con las manos, todavía sollozando, cuando sentí que una mano me tocaba el hombro. 

-¿Marizza?- resonó la voz de Mora en mis oídos. Me puse de pie rápidamente- ¿Has venido a despedirte? Desafortunadamente, llegas tarde. 

-No. Ya me había despedido ...- mi voz se ahogó. 

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