Capítulo 10

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A la mañana siguiente, se despertaron con mucho cansancio. Por parte de Rabstan, sentía una molestia en los brazos, por dar tantos golpes, y Sirius que los había recibido, estaba sufriendo por tener el culo violeta.

   —Rabastan, tráeme algo, por favor —le pidió Sirius con un puchero, sin poder moverse.

   Suavemente puso las sábanas de seda sobre su chico para taparlo, pero no impidió que se removiera por el contacto.

   —¡Pitbull! —llamó al elfo, que apareció— necesito un ungüento que retire hematomas lo más rápido posible y posiones para el dolor y el cansancio,  ahora.

   —¡Sí amo! —dijo para desaparecer con un «plop».

   En un minuto reapareció con todo lo que Rabastan le pidió, y volvió a irse.

   Rabastan retiro la sábana, y le dió una poción para el dolor a Sirius.

    —Lo siento Sirius —murmuró al sentirse culpable por lo que le había hecho— me pasé demasiado...

   —Si no me doliera en este instante, no te pediría que desaparecieras los hematomas –argumentó, luego de beber la poción— además ayer te lo pedí, fue consensuado. Y lo disfruté mucho... ¡Au!

    Se quejó cuando empezó a colocar el bálsamo con las manos, aunque de repente se detuvo.

   —¿Por qué te detienes? Ya me había empezado a gustar —ronroneo excitado.

   —Hay semen en tu culo. Mío.

   —Ah.

   —Ah

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El compromiso (SiriusxRabastan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora