El compromiso (SiriusxRabastan)

Capítulo 6

Aún en el piso sobre las mantas, Rabastan se despertó. Soltó un gruñido lastimero debido al dolor de espalda.

    Intentó levantarse, pero se dio cuenta de que había un cuerpo que lo mantenía contra el piso y calentito.

    Sirius.

    Se sonrojó al recordar la noche, y el efecto hormonal sobre su prometido. Indeciso sobre si despertar o no al joven, le dió una leve sacudida.

    Vió como Sirius frunció el ceño y se abrazó más a el. Rabastan suspiró espantado, y movió su mano hasta los costados en la cintura del chico e hizo cosquillas.

    Sirius se levantó rápidamente con una risita, que solo de detuvo un minuto después, cuando Rabastan decidió que fue suficiente. Recuperándose del ataque, el peli negro se recostó sobre su pecho, aún sonriendo.

    La vista en realidad era preciosa. Sirius era precioso, con esos labios rojos deformados en una sonrisa.

   —No te vayas a enamorar de mí —lo oyó murmurar viéndolo a los ojos.

   —Tampoco es algo que yo pueda controlar —respondió, acercando su rostro al de Sirius— ni tú.

    Sus narices se rozaron, y cuando Rabastan estaba por besarlo, Sirius se hundió en el hueco entre su cuello y su hombro. Igualmente, aprovechó la piel descubierta en el cuello del chico, y empezó a lamerlo, haciendo que Sirius empezara a gemir.

   —Muestrame tu rostro para que pueda besarte —ronroneó, y para su sorpresa, Sirius salió de su escondite.

   «Por fin» pensó Rabastan. Iba a besar esos labios cuando la puerta de la habitación se abrió de repente.

   —¡Mi hogar ancestral no es lugar para qué dos pubertos...! —iba diciendo Lord Patras a medida que ingresaba en la habitación, hasta que se detuvo al no ver a los ocupantes de la misma.

    Sus pesados ojos marrones recorrieron el dormitorio hasta la puerta del baño, y finalmente callaron sobre ellos.

   —Decidieron tener una Luna de Miel antes de la boda, por lo que veo —siseó— en el baño...

   —No es lo que parece, padre —dijo Rabastan incorporándose, aunque reacio de alejarse de su amante —nosotros...

   —Sin sexo hasta después de su boda...

   —...¡No estábamos en eso!

   —... que se celebra en las vacaciones de Pascua, luego de que Sirius cumpla los diecisiete años.

   —¿Y si me quiero casar antes? —cuestionó Sirius sentándose en su falda, para enfrentar a su suegro.

   —...

   —...

   —Es decir... por llevar la contraria, no tengo intenciones de adelantar mi sufrimiento.

   —Ajá —dijo Patras— Se nota que estás sufriendo. Supongo que lo que estaba escuchando no eran gemidos, si no aullidos de dolor.

   —Sí, me siento acosado —mintió, haciendo todo un drama para levantarse y salir del baño, dejando a Rabastan con un puchero.

    —Desayuno, cinco minutos.

    Lord Patras se marchó del dormitorio y los prometidos se miraron. Sirius quería volver a abrazar a su hombre, pero se obligó a pensar como una persona normal.

   —Me quiero dar una ducha, si pudieras deshabitar el baño, sería un lujo.

    —Como quieras —contestó resignado.

   Se levantó y hechizó su anterior nidito de amor, y lo tiró sobre la cama. Rabastan vió como Sirius volvía a desnudarse, y en realidad, en ese momento no tenía ganas de abstenerse.

   Siguiendo el ejemplo de su pareja, se desnudó. Fue gratificante ver como en menos de un segundo, la mirada de Sirius viajó directamente a su polla. Su amante se sonrojó de inmediato.

   —¿Por qué...? —empezó a preguntar, pero se detuvo a medio camino.

   —Yo también me voy a bañar, Sirius dijo acercándose hasta él, tomando la pequeña cintura entre sus manos— mi padre no es muy paciente. Nos tomará menos tiempo ir juntos.

   —Creo que... —iba diciendo, hasta que las manos de Rabastan impactaron contra su trasero, sacándole bruto gemido. Lo levantó, y Sirius envolvió sus piernas en el cuerpo de su pareja.

   Sirius sintió la erección que estaba entre sus nalgas.

   Rabastan los llevó al baño, y los metió en la ducha, encendiendo el agua. Lo estampó contra la pared, ganando un quejido, que no pudo terminar de articular por los labios que lo estaban atacando.