Capítulo 5

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Yoongi abrió la puerta del baño con fuerza, su corazón latiendo con anticipación. La mochila de Jimin estaba exactamente donde la había dejado, sobre el lavabo. Respiró hondo y llamó al menor con voz firme, aunque una parte de él no podía evitar sentir una extraña mezcla de preocupación y curiosidad.

—¡Park! —gritó Yoongi, esperando una respuesta mientras se dirigía a los cubículos. Abrió cada uno con ansiedad, pero todos estaban vacíos. Finalmente, al abrir el último cubículo, encontró a Jimin, quien parecía un desastre emocional.

Sin pensarlo dos veces, Yoongi lo cargó al estilo nupcial, ignorando cualquier resistencia que Jimin pudiera ofrecer. Lo colocó con cuidado sobre la barra del lavamanos, observando con preocupación al menor que se quejaba débilmente, intentando alejarse de su agarre.

—¿Qué te pasa? —preguntó Yoongi, intentando calmarlo—. ¿Por qué estás así?

Jimin, con los ojos vidriosos y una expresión de confusión, susurró algo que sorprendió a Yoongi.

—¿Cuánto cuestas?

Yoongi se quedó pasmado, sin entender a qué se refería.

—¿Disculpa?

Jimin esbozó una sonrisa débil mientras, sin previo aviso, comenzó a besarle el cuello a Yoongi, sus labios cálidos y húmedos dejando un rastro de saliva.

—¿Quieres dejar de babearme, por favor? —Yoongi lo apartó suavemente, notando el puchero que se formó en el rostro de Jimin—. Estás completamente ebrio, Park. ¿O estás fingiendo como siempre?

Jimin lo miró con ojos llenos de tristeza y, en un arrebato, le robó un beso. Fue rápido, pero lo suficientemente sorprendente para que Yoongi se quedara sin palabras por un momento.

—¿Qué...?

—Si estuviera fingiendo, haría esto —respondió Jimin, con un tono desafiante y a la vez vulnerable.

—Si quieres que alguien te ponga en cuatro, creo que si lo harías— Yoongi se ríe ligeramente y al ver que Jimin estaba serio se sorprendió.

Yoongi se quedó en silencio, procesando lo que acababa de suceder. No pudo evitar sentir una punzada de culpa. Entonces, sin previo aviso, Jimin empezó a llorar desconsoladamente, lo que lo tomó por sorpresa.

—Jimin... —Yoongi intentó calmarlo, colocando una mano en su hombro—. No lo decía de mala forma... lo siento.

Jimin apartó su mano bruscamente.

—Déjame. ¿Entonces en qué forma lo decías? —Jimin limpió sus lágrimas con el dorso de la mano—. Primero me insultas afuera de la cafetería, luego cuando entré al baño, y ahora lo haces de nuevo. ¿Ahora quién es el que molesta a quién?

Yoongi suspiró, sintiéndose más culpable con cada palabra que decía Jimin.

—Con respecto a lo de la cafetería, lo lamento... Creo que me excedí un poco...

—¿Crees? —replicó Jimin, con dolor en su voz—. Todos los que no sabían, ahora se enteraron.

—Tienes razón —admitió Yoongi, bajando la cabeza—. Me disculpo, también por lo del baño y por lo de ahora. Te pido una disculpa sincera.

Jimin asintió, aún llorando. El silencio, que Yoongi esperaba, nunca llegó. En lugar de eso, el sonido de los sollozos de Jimin llenaba el espacio. Yoongi no se atrevía a irse y dejarlo solo en ese estado. Aunque no fueran los mejores amigos, tampoco eran enemigos.

—¿Estás ebrio? —preguntó finalmente Yoongi, rompiendo el incómodo silencio.

—Solo un poco... Tomé unas cervezas de golpe con Samuel, Kai y Felix, y luego vine aquí y me dormí en el baño...

Yoongi dejó escapar una risa ligera, intentando aligerar el ambiente.

—Vaya... El chico más fino del instituto se durmió en los baños del colegio. Esa es noticia para el periódico. Seguro las bacterias se sintieron muy bien al compartir cama con la realeza.

Jimin soltó una risa a pesar de sí mismo, intentando ocultarla sin éxito.

—Tonto.

—¿Te reíste? —preguntó Yoongi, inclinando la cabeza para mirar mejor el rostro de Jimin, que intentaba ocultar su sonrisa—. No lo niegues, vi esa sonrisa. Te reíste...

—Sí... —admitió Jimin, aún apenado.

Yoongi sonrió, pero pronto su expresión se volvió más seria.

—¿Por qué llorabas hace rato?

El rostro de Jimin cambió nuevamente a uno melancólico.

—Samuel...

—No llores por ese imbécil —respondió Yoongi con firmeza—. No merece tus lágrimas.

—Pero tú empezaste a molestar con él...

—Olvídalo —Yoongi miró fijamente a Jimin—. Ese idiota no merece ni que pronuncies su nombre. —Secó las lágrimas de Jimin con ternura—. Olvídalo, Jimin. No vale la pena si lo tiene pequeño.

—No sabes lo que pasó entre nosotros. ¿Y cómo sabes que lo tiene chico? Tal vez es más grande que el tuyo —dijo Jimin, intentando bromear.

—Se la razón por la que terminaron, porque ese imbécil le dijo a todos... y, por cierto, dudo que lo último que dijiste sea verdad.

—Eres un tonto... —respondió Jimin con una pequeña sonrisa.

—Tú comenzaste con las tonterías, llorando por alguien que no lo vale...

—Bien... soy culpable... Oye —Jimin tomó el rostro de Yoongi, mirándolo con seriedad—. No le digas a nadie que me dormí en el piso. Sería horrible si se enteraran.

Yoongi sonrió de lado, viendo cómo Jimin volvía a su forma habitual.

—Ese es el Park que yo conozco...

—¿Ah, sí? ¿Cómo soy?

—Un tonto arrogante y consentido niño mimado.

Jimin estaba a punto de replicar cuando Yoongi lo sorprendió con un beso. Fue un beso suave, pero lleno de una emoción que ninguno de los dos esperaba. Cuando se separaron, Jimin se quedó mirando a Yoongi, atónito.

—¿Cuánto cuestas?

Yoongi rió entre dientes, sacudiendo la cabeza.

—Por mala suerte para ti, no estoy a la venta...

—De verdad... Puedo pagar lo que me pidas...

Yoongi lo miró con un gesto de ternura.

—No creo. Lo que quiero no se puede comprar. Si no lo quisiera de verdad, lo habría conseguido por mi cuenta... Así que esta edición está agotada.

—¿Qué es?

Yoongi sonrió y cambió de tema, notando que la seriedad del momento había pasado.

—Es hora de irnos al patio trasero. No habrá clase por el resto del día, hay junta de maestros —le dijo, ayudando a Jimin a bajar del lavabo. Sin embargo, al ver que Jimin seguía tambaleándose, suspiró—. Mejor te cargo...

Con eso, Yoongi cargó a Jimin de caballito, tomando las mochilas de ambos en sus brazos.

—Si nos ven... —Jimin habló en voz baja— ¿Puedo decir que eres mi novio?

Yoongi rió suavemente.

—Obviamente no. Diremos que perdí una apuesta, es más creíble...

Mientras caminaban hacia el patio trasero, las risas de ambos resonaban en los pasillos vacíos del instituto.

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Fin...

...Bueno, por ahora. ¿En serio creyeron que habíamos terminado? ¡No tan rápido! ¡Hay más en camino!

CONSENTIDO | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora