Capítulo 4

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Mientras Seokjin y Yoongi caminaban juntos por los pasillos vacíos, Seokjin intentó tranquilizar a su amigo, como siempre hacía.

—Seguramente se fue antes a dar una vuelta o algo así, ya sabes cómo es... —dijo Seokjin con una sonrisa suave, intentando restarle importancia a la situación.

Yoongi, que había estado rumiando la idea de que Jimin podría estar molesto con él, frunció el ceño.

—En realidad, no sé cómo es —admitió Yoongi—. Apenas lo he tratado.

Seokjin se detuvo un momento, su mirada suavizándose mientras pensaba en su joven amigo.

—Pues... Jimin es un poco mandón, puede ser berrinchudo, y a veces parece que ha sido mimado toda su vida. Quiere lo que pide en el momento, sin esperar —dijo, su tono teñido de un afecto evidente.

Yoongi levantó una ceja, escéptico.

—¿Y eres su amigo? —preguntó, sin poder ocultar su sorpresa.

Seokjin asintió, su expresión se tornó un poco más seria, pero sus ojos seguían mostrando esa calidez característica.

—Sí, lo soy. Porque a pesar de todo eso, es un gran amigo. Cuando las cosas se ponen difíciles, él está ahí. Todos tenemos defectos, Yoongi, y Jimin no es la excepción. Pero esos defectos no definen quién es. Lo que lo define es cómo se preocupa por los demás, cómo ofrece su ayuda sin pensarlo dos veces... —dijo Seokjin, su voz volviéndose casi nostálgica mientras recordaba momentos compartidos.

Yoongi quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Seokjin. Sabía que el mayor no hablaba en vano; Seokjin era conocido por su naturaleza protectora y su lealtad inquebrantable hacia sus amigos.

—Supongo que no he hecho un esfuerzo real por conocerlo —dijo Yoongi finalmente, mientras descendían las escaleras hacia el primer piso. Se detuvo al llegar al último tramo, como si estuviera considerando sus opciones.

Seokjin, notando la pausa, lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Deberías hacerlo, Yoongi. Jimin no es una mala persona, solo... necesita que alguien lo entienda. —Luego, comenzó a bajar el último tramo de escaleras—. ¿No vas al patio? —preguntó, mirando a Yoongi por encima del hombro.

Yoongi sacudió la cabeza, sonriendo ligeramente.

—Voy al sanitario, adelante, ya te alcanzaré —respondió.

Seokjin asintió, devolviéndole la sonrisa, aunque más tenue.

—Está bien —dijo suavemente, antes de continuar su camino hacia el patio.

Yoongi lo observó mientras desaparecía en la distancia, sus pensamientos un poco más claros después de la breve conversación. Se dio cuenta de que había juzgado a Jimin demasiado rápido, basándose en su comportamiento exterior. Quizás era hora de conocerlo de verdad, más allá de las apariencias.

Con esa idea en mente, se dirigió hacia los baños del plantel, con la determinación de hablar con Jimin en cuanto lo encontrara.

Al llegar al baño, Yoongi empujó la puerta con cautela, recordando lo que su compañero le había dicho. Ahí, sobre el lavabo, estaba la mochila de Jimin, tal como él la había dejado. Su corazón latía con fuerza mientras miraba a su alrededor, tratando de captar cualquier señal del menor.

—Park... sé que estás aquí... —murmuró Yoongi, su voz resonando en el silencio del baño.

Con cada paso que daba, la tensión crecía. Se dirigió hacia los cubículos, uno por uno, abriendo las puertas con manos temblorosas. El eco de sus movimientos resonaba en el espacio, aumentando la ansiedad que comenzaba a apoderarse de él.

—¿Park? —llamó de nuevo, su voz más firme, aunque su nerviosismo era palpable.

Finalmente, llegó al último cubículo. El silencio sepulcral lo envolvía, haciéndolo sentir como si algo estuviera fuera de lugar. Tragando saliva, Yoongi extendió la mano hacia la puerta, empujándola lentamente.

—¡Park! —exclamó, su voz llena de urgencia al abrir la puerta de golpe.


























FIN.






































































































































Nos vemos en otra historia, ¡chao! ... Aunque si te quedaste con la duda, ¡no te preocupes! Yoongi también.

CONSENTIDO | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora