La cafetería del campus estaba especialmente concurrida esa tarde. Los estudiantes se agolpaban en la cola, esperando ansiosos su dosis de cafeína antes de las siguientes clases. Jimin y Yoongi, tras haber decidido tomar un descanso juntos, se encontraban al final de la fila, charlando en voz baja sobre la última tarea pendiente. Cuando finalmente llegó su turno, Jimin se adelantó al mostrador para hacer el pedido.
—Quiero un latte con leche de almendras, por favor —dijo Jimin, mirando al joven bartender con una actitud que oscilaba entre la indiferencia y la impaciencia.
El bartender, un chico de cabello rizado y gafas de pasta, asintió y comenzó a preparar la bebida. Mientras lo hacía, Yoongi observaba distraído los anuncios en la pared, sin sospechar que la tarde se torcería de manera inesperada.
Finalmente, el bartender les entregó las bebidas. Jimin, que ya tenía el rostro fruncido por la expectativa, tomó su taza, dio un sorbo y su expresión cambió instantáneamente a desdén.
—¿Acaso no sabes distinguir entre la leche de almendras y la de coco? Pedí leche de almendras —dijo Jimin, empujando la taza hacia el bartender con un gesto despectivo—. Esta es leche de coco, y no es lo que pedí.
El bartender, visiblemente sorprendido y un poco nervioso, trató de mantener la calma.
—Lo siento mucho, señor. Déjeme revisar el pedido y arreglarlo de inmediato.
Jimin no pareció satisfecho con la respuesta. Su rostro se tornó aún más serio, y sus ojos mostraron una mezcla de frustración y arrogancia.
—No tengo tiempo para esperar, solo arregla esto —dijo con un tono que dejó claro su desdén por el error del bartender—. No es tan difícil.
Yoongi, que había estado en silencio, observó la escena con creciente incomodidad. Sabía que Jimin podía ser exigente, pero nunca había visto esa actitud tan intensa hacia alguien que estaba simplemente haciendo su trabajo. Decidió intervenir antes de que la situación empeorara.
—Jimin, creo que el bartender está intentando solucionar el problema —dijo Yoongi con un tono calmado, tomando la taza de Jimin y dándosela al chico—. ¿Podrías al menos darle un momento para corregirlo?
Jimin, sin dejar de mirar al bartender con desdén, dio un suspiro exasperado. No estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de mostrar su desagrado.
—Es que es increíble que ni siquiera pueda hacer un simple café bien —dijo Jimin con sarcasmo, cruzando los brazos—. Si vas a trabajar aquí, deberías saber lo básico.
El bartender, ahora claramente incómodo, intentó mantener la compostura.
—Entiendo su frustración, señor. Lo siento de nuevo. Voy a preparar un nuevo latte con leche de almendras y se lo traeré de inmediato.
Jimin rodó los ojos y se alejó un paso, claramente no dispuesto a ceder. Yoongi, sintiendo que la situación estaba fuera de control, decidió tomar una medida más directa.
—Jimin, basta. —Dijo Yoongi en un tono firme—. No es necesario ser tan duro con él. Todos cometemos errores, y él está haciendo su mejor esfuerzo para solucionarlo.
Jimin lo miró, claramente sorprendido por la intervención de Yoongi. Antes de que pudiera responder, Yoongi continuó.
—No creo que necesitemos que te comportes de esta manera. Así que, por favor, discúlpate con él.
Jimin, que estaba a punto de abrir la boca para protestar, se detuvo al ver la seriedad en el rostro de Yoongi. Sabía que Yoongi no estaba dispuesto a tolerar más comportamientos como este, y en el fondo, Jimin también comprendía que su reacción había sido exagerada.
Con un resoplido, Jimin se volvió hacia el bartender, que estaba de pie esperando, con el rostro aún algo pálido.
—Lo siento —dijo Jimin, aunque su tono era más seco de lo que Yoongi hubiera deseado—. No era mi intención hacerte sentir mal. A veces me dejo llevar por mi frustración.
El bartender asintió, aunque aún parecía algo tenso. Agradeció la disculpa con un pequeño gesto de la cabeza.
—Gracias por entender —dijo el chico, tomando la taza de Jimin para prepararla de nuevo—. Estaré más atento la próxima vez.
Yoongi, sintiendo que la situación se había enfriado, colocó una mano en el hombro de Jimin y le sonrió, aliviado por la resolución.
—Gracias, Jimin. A veces es bueno recordar que todos estamos aquí para ayudarnos, no para menospreciarnos.
Jimin asintió, aunque su expresión aún mostraba una mezcla de incomodidad y frustración. Miró a Yoongi y luego al bartender, notando el esfuerzo del chico por arreglar el error.
—Está bien, lo siento de verdad. —dijo Jimin, tratando de sonar más sincero—. Gracias por arreglarlo.
Finalmente, el bartender entregó la bebida corregida y Jimin aceptó la taza con una ligera sonrisa, mientras Yoongi agradecía al chico con una sonrisa amistosa. Los dos se dirigieron a una mesa cercana, y aunque la atmósfera entre ellos seguía algo tensa, había un entendimiento mutuo de que la tarde no debía terminar en mal pie.
Una vez que se sentaron, Jimin tomó un sorbo de su café y miró a Yoongi con una expresión reflexiva.
—Gracias por intervenir —dijo Jimin con un tono más suave—. A veces me dejo llevar demasiado y es bueno tener a alguien que me recuerde cuando estoy cruzando la línea.
Yoongi sonrió y tomó un sorbo de su propia bebida.
—Lo hago porque me importa, Jimin. No solo por ti, sino también por todos los que te rodean. Todos cometemos errores, y todos necesitamos un poco de comprensión de vez en cuando.
Jimin asintió, apreciando el comentario de Yoongi. Mientras ambos disfrutaban de su café, la conversación pasó a temas más ligeros, y aunque la tarde había comenzado de manera complicada, parecía que había encontrado una forma de terminar en una nota más positiva.
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CONSENTIDO | [Terminada]
Fanfiction-¿Cuanto cuestas? -Aaa... ¿Disculpa? -Quiero comprarte.... Jimin es ese chico que tiene todo lo que quiere, menos a ese chico que no se deja comprar con nada, pero yoongi quiere algo que Jimin tiene.