Capítulo 13

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—Este es el autobús —anunció Yoongi con una sonrisa triunfante, señalando el vehículo que se acercaba.

Jimin resopló, rodando los ojos dramáticamente—. Pues ya qué... Jeon me las pagará cuando lleguemos a casa, maldito ladrón de autos...

—Sube primero, princesa —dijo Yoongi con un guiño, haciendo un gesto exagerado hacia la puerta del autobús.

Jimin lanzó una mirada entre molesta y divertida, pero obedeció y subió primero al autobús, seguido de Yoongi, quien pagó los pasajes con un gesto despreocupado antes de caminar hacia donde Jimin se había sentado, junto a una ventana.

—Se honesto y dime, ¿desde cuándo no viajas en autobús? —preguntó Yoongi con un tono burlón, observando al menor mientras se acomodaba en el asiento.

—Desde que era pequeño —admitió Jimin con un suspiro, su rostro adquiriendo un ligero rubor—. Mi mamá y yo solíamos marearnos, así que mi papá compró un auto para que fuera más fácil por el embarazo de mi madre y para que no vomitara en cada esquina... —Jimin se encogió un poco, visiblemente avergonzado por la confesión.

Yoongi, con una ceja arqueada y una sonrisa divertida, continuó—: ¿Te mareas fácil? —Preguntó mientras miraba a Jimin, notando que su color ya comenzaba a desvanecerse, su piel adquiriendo un tono pálido—. No terminé de hablar y ya estás como un fantasma... —Antes de que Jimin pudiera protestar, Yoongi lo atrajo hacia sí, pegando la cabeza del menor a su pecho, alejándolo de la ventana—. No mires hacia afuera, eso solo empeora las cosas.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jimin, confundido y un poco incómodo por el contacto tan repentino.

—Mi hermana se marea igual que tú, y esto al menos evita que vomite... —Yoongi sonrió, manteniendo a Jimin en un semiabrazo protector—. Así que confía en mí, esto te va a ayudar.

Jimin, aunque aún un poco avergonzado, dejó escapar una pequeña risa—. Es extraño... pero gracias, Yoongi.

Los dos continuaron conversando, Yoongi intentando mantener a Jimin distraído de su malestar. Sin embargo, a medida que el autobús avanzaba y hacía su primera parada, Jimin comenzaba a parecer cada vez más mareado. Cuando finalmente bajaron, con la ayuda de Yoongi, Jimin logró evitar vomitar, pero estaba visiblemente afectado.

—Descansemos un poco, no quiero que te marees más y nos acaben echando del autobús —dijo Yoongi, guiando a Jimin hacia un banco en la parada mientras el menor recuperaba su color natural.

—No me siento bien —murmuró Jimin, agarrándose el estómago—. Ya veo que se quería vengar... —intentó reír, pero le salió un sonido débil.

—No digas tonterías, vamos a buscar una farmacia —Yoongi lo ayudó a levantarse y caminaron juntos, hasta que encontraron una farmacia cercana.

Al entrar, Jimin se quedó en la puerta, visiblemente avergonzado al ver que la única persona en la tienda era una chica joven. Yoongi soltó un suspiro, lanzándole una mirada divertida al menor.

—Madura un poco, ¿quieres? —dijo con una sonrisa antes de dirigirse hacia la chica—. Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte?

—Hola, una disculpa... ¿Tienen algún medicamento para el mareo y las náuseas? —preguntó Yoongi con total serenidad, como si fuera la cosa más normal del mundo.

La chica tecleó algo en la computadora y luego levantó la vista—. Tenemos uno que es para niños, y otro solo para el mareo en adultos. El de náuseas ya no nos queda...

—Dame el de niños —respondió Yoongi sin dudarlo—. Total, el que se lo va a tomar es prácticamente un bebé... —murmuró mientras sacaba su billetera.

—Si quiere, puedo revisar en el almacén por si nos queda algo para adultos —ofreció amablemente la chica.

—No hace falta, el de niños estará bien —Yoongi sonrió para sí mismo, imaginando a Jimin protestando como un niño mimado.

La asistente regresó con dos opciones—. Tenemos estas dos presentaciones: una es masticable y la otra se toma con agua...

—¿La masticable sabe feo? —preguntó Yoongi, levantando una ceja, mientras la chica sonreía, acercándose para susurrarle.

—Aquí entre nos, a mi hija no le gusta, prefiere la que se toma con agua... —le aconsejó la joven, sonriendo—. Es una recomendación personal.

—Supongo que esta será mejor —Yoongi le devolvió la sonrisa y le indicó cuál iba a llevar.

—Aquí tiene —la asistente escaneó el medicamento con una sonrisa—. Son 54.500, ¿algo más?

—Sí, una botella de agua simple, por favor —pidió Yoongi.

—¿Alguna marca en particular? —la chica señaló el refrigerador de aguas.

—Cualquiera está bien... —Yoongi murmuró para sí mismo—. De todas formas, se va a quejar...

—86.700... —dijo la chica tras sumar el precio del agua.

Yoongi pagó y recibió su cambio, luego salió de la farmacia con el medicamento y el agua en mano. Caminó hacia donde Jimin estaba esperando, todavía en la puerta, y le tendió la caja.

—Toma —dijo Yoongi—. Debes masticarla...

—¿Qué? —Jimin miró el empaque con una expresión de incredulidad—. ¡Es para menores!

—Y tú eres un bebé que se queja de todo... —Yoongi sacó una tableta—. Abre la boca.

Jimin obedeció, aunque con cierta reticencia, y Yoongi le metió la pastilla en la boca—. Aquí tienes, toma un poco de agua...

Park tragó la tableta sin protestar, entregándole la botella vacía a Yoongi, quien la guardó junto con la caja en su mochila.

—¿No dijiste que era masticable? —preguntó Jimin, frunciendo el ceño.

—Solo estaba jugando contigo. Vamos, volvamos a la parada... —respondió Yoongi, dándole una palmadita en la espalda.

—Yoon... —Jimin tomó la mano de Yoongi, mirándolo con ojos de cachorro—. ¿No hay otra forma de ir?

—El metro... pero está a dos cuadras, y tendríamos que transbordar aún más. Queda mucho más lejos de tu casa... Será más fácil si vamos en autobús, llegaremos antes y podré ir a mi entrenamiento... —Yoongi ya empezaba a sonar desesperado por llegar a tiempo.

—Está bien... —Jimin suspiró, resignado, bajando la cabeza mientras seguía a Yoongi de vuelta a la parada, sabiendo que no le quedaba otra opción.

CONSENTIDO | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora