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Regresamos a nuestra isla y entre Chimuelo y los otros dragones hablaron con Látigo Afilado y la convencieron de quedarse y ser parte de los nuestros, así que me fui a la cueva por su piedra además que de necesitaba pensar con lo que paso y en lo que me dijeron, talvez trabajando podría pensar mejor.

- Parece que algo paso allá que ni siquiera fuiste a ver a tu madre -me dijo una voz femenina que hizo que me sobresaltara.

- Hola mamá, lo siento es solo que necesitaba pensar - le dije volviendo a mi posición anterior.

- ¿Qué paso allá hijo? sabes que puedes contar conmigo en todo - tomo haciendo cerca mío, solté un suspiro y me gire hacia ella.

- Bien, te contare lo que paso - así pasamos un buen rato en el que yo le contaba todo lo sucedido - así que estoy más que molesto y ahora resulta que yo soy una amenaza para ellos e Hipo era su salvación y solo me buscan por eso, además no creo que solo yo sea su única "amenaza" estoy seguro que también saben de la existencia de Drago y de algunos otros que utilizan a los dragones para sus fines malvados.

- Cariño se que estas molesto por lo que te hicieron pero es de humanos equivocarse, además desde lo ultimo que me dijiste de tu padre yo también me moleste, pero lo amo mucho que lo perdone ¿acaso tu no lo extrañas?¿ya no lo quieres? - me decía mientras intentaba cruzar la mirada conmigo.

- Lo siento mamá deje de extrañarlo al pasar el tiempo y ver que nunca me busco o hacía algo para saber como estaba y con ese tiempo y por lo que me hizo el cariño que sentía hacia él fue desapareciendo - eso la dejo asombrada pero no era más que la verdad - mira solo hay una cosa que yo puedo hacer, si te parece mañana vamos en barco a Berk llevare algunos dragones conmigo pero irán en su forma humana y tu vendrás conmigo, hablare con mi padre y le diré que Hipo esta muerto pero no hare nada en contra de ellos y como "oferta de paz" te quedaras con ellos, así tu puedes estar con tu esposo y yo me libro de Berk y si tengo que volver solo va a ser para salvarte no lo hare por otra cosa ¿te parece?

- Eres mi hijo y mi mayor adoración, así que ahora yo te propongo esto, vamos a Berk y me quedare un tipo con tu padre y después te mandare un correo con un terrible terror y regresare contigo.

- De acuerdo mamá como tu quieras, me acompañas a darle su collar a Cizalladura - me miro con duda y dando a entender que no sabía quien era - es la Látigo Afilado, la llame así y creo que le queda bien, espero que a ella le guste.

Ambos nos salimos de ahí para ir a entregarle el collar a Cizalladura y también debo mencionar que le gusto el nombre que le di y todos los demás se pusieron felices que allá un nuevo miembro en nuestra tribu que de inmediato se pusieron a hacerle una cabaña.

Adonde mirara podía ver a todos felices pero en quien más me concentraba era en Chimuelo mi mejor amigo y para ser honesto no quería que fuera conmigo a Berk tenia miedo de que las cosas se salieran de control y le hicieran daño, no lo soportaría.

Llegada la noche cada quien se fue a su cabaña para descansar yo llegue antes para preparar algo para cenar y justamente cuando ya estaba lista llego Chimuelo muy feliz, nos sentamos en la mesa y empezamos hablar de muchas cosas como de lo que paso hoy, como nos sentimos con eso, la llegada de Cizalladura y Chimuelo me contaba las cosas graciosas que pasaban mientras construían la cabaña y así pasamos la cena.

Al terminar levantamos los platos y yo los comencé a lavar, no paso mucho tiempo hasta que sentí unos brazos rodear mi cintura por la parte de atrás y recargar su barbilla en mi hombro, así nos quedamos hasta que termine de lavar.

Desde hace un tiempo nos hemos comportado así, al principio era extraño para mi pero después me fui acostumbrando que hasta me gusta que lo haga y debo decir que fue Chimuelo el que inicio todo esto incluso había noches en las que se pasaba a mi cama y a pesar de que las cama era muy pequeña que apenas cabíamos los dos él se negaba a irse a la suya, así que después de un tiempo quitamos nuestras camas he hicimos una más grande para poder dormir los dos.

Ambos subimos a lo que es nuestra habitación nos quitamos la ropa que teníamos y nos pusimos la que ocupamos para dormir, nos acostamos cada quién de su lado y como cada noche Chimuelo paso su brazo por mi cintura abrasándome y pegándome así él y así nos dormimos los dos.

El demonio y el dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora