POV Hipo
Cuando llegué a casa me di cuenta de que Chimuelo no estaba así que me quedé esperando a que llegara, me senté en una de las sillas cerca del fuego necesitaba pensar en lo que haría, no quiero dejar a Chimuelo y a decir verdad me siento a gusto estando con los Dragones creo que soy de los únicos que los entiende incluso antes de que descubriéramos las piedras que los convierten en humanos.
Escuche la puerta abrirse y ahí estaba Chimuelo viendo me con una sonrisa, se acercó para darme un pequeño beso.
- ¿Dónde estabas? - le pregunte tan pronto como nos separamos.
- Perdón me quede hablando con Tormenta.
- ¿Y de que hablaban? si se puede saber.
- Hablamos de cómo nos distribuiríamos y como le haríamos para encontrar el mundo oculto - beso mi frente y se sentó enfrente mío.
- Cariño, sí te pidiera que te fueras con los dragones sin mi ¿lo harías? - mi pregunta hizo que se le quitara la hermosa sonrisa que tenía.
- No, nunca te voy a dejar, yo voy a donde tu ballas, pero ¿por qué lo dices? ¿quieres dejarme?
- No no no, no pienso dejarte es solo que... - en ese momento tuve que ser sincero y le conté a Chimuelo todo lo que hablamos - es por eso que te lo decía.
- Escucha Hipo tu papá te cree muerto y si crees que regresando a lado de él junto a tu mamá va a cambiar algo pues ya es cosa tuya, pero te recuerdo que Estoico escogió a Astrid para ser la jefa de los Berkianos, eres nuestro salvador y todos los dragones te queremos y hasta te consideramos uno de los nuestros, te diría que lo pienses, pero ambos sabemos que no serás feliz con ellos y si te tengo que llevar a la fuerza conmigo me vas a tener que disculpar, pero lo hare, me voy a dormir cariños mañana empezaremos los viajes, te espero en la cama - me dio un beso y se fue a dormir.
Él tenía razón, no puedo regresar, así como si nada hubiera pasado y posiblemente todos los Berkianos me harían la vida imposible y si intentara reclamar el puesto de jefe estoy seguro de que ninguno me apoyaría, tal vez hasta me consideren un traicionero y no sé qué tan lejos puedan llegar tal vez hasta el punto de revelar la ubicación de los dragones, Chimuelo tiene razón lo mejor será que me vaya con ellos.
Me levante de la silla para ir a acostarme y descansar, mañana tengo que terminar los últimos ajustes de la cola de Chimuelo para irnos.
Al día siguiente nos levantamos temprano y mientras yo terminaba los últimos ajustes los demás dragones decidían quienes iban y quienes se quedaban, después de un rato empezamos la búsqueda.
Ya habían pasado cuatro días desde que empezamos y yo me tuve que quedar porque la caza de dragones aumento y llegaban muchos dragones lastimados a buscar refugió, mientras tanto Chimuelo se iba con los dragones.
Ya habían pasado muchos días que hasta perdí la cuenta, parecía que aun teníamos tiempo, pero justo ese día nos llegó un reporte de que el día de ayer habían reclutado a Grimmel el mejor cazador de dragones que se conoce, ese día como muchos otros los dragones salieron y yo me quede preocupado porque algo le pueda pasar a Chimuelo por ser el último Furia Nocturna.
POV Chimuelo.
Sali volando con los dragones hasta que llego un punto en que nos separamos para abarcar más terreno, lleva un buen rato volando así que aterrice en una isla para descansar un momento, estaba comiendo hasta que escuche un ruido de entre los árboles y decidí ir a ver que era, tal vez era un dragón herido.
Cuando llegue a lugar de donde venia el ruido grande fue mi sorpresa al ver que era nada más y nada menos que otro dragón como yo, pero en blanco.
- ¿Hola? - hable mientras me acercaba con cuidado, pero cuando se volteo pude ver que en realidad era una hembra - ¿Quién eres? - le dije sorprendido.
- ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres? - se puso a la defensiva.
- Tranquila, soy un Furia Nocturna, no quiero hacerte daño - me empecé a acercar nuevamente de manera lenta.
- ¡No te acerques!
- ¿Por qué? - en ese momento me llego un olor raro, olfateé el pasto y lo entendí todo era una trampa.
- Sera mejor que te vayas.
- No espera - pero ya no pude decirle nada más porque emprendió vuelo y de repente desapareció en un destello de luz lo que me dejo asombrado, de igual manera emprendí vuelo de regreso a casa y contarle a Hipo... no, mejor no le digo nada, querrá venir conmigo y no sé si la vuelva a ver.
En el punto de reunión ya estaban todos esperándome.
- ¿Dónde estabas? llevamos un buen raro esperándote - dijo Diente púa molesto.
- Lo siento tome un descanso en una isla un poco lejana, saben que no puedo recorrer distancias demasiado largas, bueno mejor ya vámonos.
Comenzamos a volar y durante el camino me iban diciendo si habían visto algo o encontrado algo y la verdad es que a ellos tampoco les conté sobre ella, necesitaba conocerla y ganarme su confianza antes de que todos quieran conocerla y lo que menos quiero es que desaparezca.
Al llegar a la isla estaba Hipo esperándonos preocupados, aterrizamos enfrente de él.
- ¿Qué paso? ¿Por qué tardaron tanto?
- Pregúntale a tu novio - le dijo Diente púa pasando de largo en busca de su chica.
- Tranquilo, me aleje un poco y me quede descansando en una isla antes de regresar - le di un beso en la frente y lo tome de la cintura - vamos a casa a descansar - él asintió y nos fuimos a casa mientras le daba el reporte de búsqueda de ese día y él me contaba como estuvo su día, mañana definitivamente tengo que volver a buscar a esa dragona.
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El demonio y el dragón.
FantasyHipo es exiliado de Berk después de saber que entrenaba con los dragones, él con todo el dolor de ser rechazado por su padre y su tribu se marcha quedando solo con los dragones como sus más fieles amigos. Después de marcharse encuentra en los dragon...