Prólogo.

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"Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando esta infeliz en el trabajo,  
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos"  
Pablo Neruda.

Corrías como si tu vida dependiera de ello, y es que realmente dependía de ello.

Nunca fuiste un mesías, una persona que ayudará a otros, no por maldad, es solo que nunca habías sentido la necesidad de ayudar a nadie en particular; pero justo ese día te había parecido una gran idea.

"Si, si, vamos a ayudar a la pobre chica que es molestada por aquel bravucón" pero que idiota habías sido.

Corres, hasta que te das cuenta que te habías metido en una especie de callejón, y "mierda, mierda, mierda" piensas, mirando a un costado, viendo una puerta que antes no habías visto, pero que ahora hasta parecía que brillaba, invitando a traspasarla.

Escuchas un grito de "por aquí", y no lo piensas dos veces antes de empujarla y entrar por la misma.

Pero de repente sientes una gran luz impactar sobre tus ojos, cegándote, y tu cuerpo se comienza a sentir cansado. A los pocos segundos logras abrir tus ojos y todo se ve negro, y lo siguiente que sabes es que habías perdido la consciencia.

El Otro Lado - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora