Capítulo O4.

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- Osea... ¿Qué no sos de este mundo? - te pregunta el psicópata, luego de que más o menos le explicaras de donde venias y como habías llegado a donde estabas.

- Como te dije, yo iba corriendo, vi una puerta, me metí y cuando desperté estaba aquí - le repites la historia aún más resumida.

- ¿Por qué huías? - te pregunta, sentado en la cama con las piernas cruzadas, mientras vos estas sentado sobre la silla de escritorio que estaba en el cuarto.

- Eso no importa... - le dices, moviendo tu mano para restarle importancia - la cuestión, ahora hasta tengo una voz que me habla, y me llegué a preguntar si me estaba volviendo loco, pero si estuviera en una especie de delirio no me daría cuenta que estoy en uno, ¿me entendes? - le preguntas, y el rubio inclina su cabeza hasta un costado, sin dejar de mirarte.

- ¿Cómo que una voz?

- Una voz, así, una voz, habla, pero no se siente como cuando hablo conmigo mismo, es como si fuera otra persona, y me dijo algo de que era un perro, no sé, no importa eso

- "No soy un perro" - escuchas y giras los ojos con fastidio.

- Lo que sea - le respondes - no lo escuchaste, ¿verdad? - y te queda mirando con la misma cara de desconcierto que llevaba desde hacía ya un buen rato - en fin, después vos me quisiste morder, te cargue hasta acá, y no me dejaste ir hasta ahora, y ahora siento que esto no es un sueño, porque si fuera un sueño no me debería estar doliendo todo el cuerpo, y... ¿Sientes ese olor a café? - le preguntas, mirando por toda la habitación y volviendo a mirar al psicópata - ese olor no se ha ido nunca de mi nariz... lo que me hace pensar, ¿estaré alucinando también olores? - y entonces escuchas la risa de tu compañero, y lo miras, frunciendo el ceño - ¿De qué te ríes? idiota - susurras lo último.

- ¿Te gusta ese olor? - te pregunta, sus ojos mirándote con una sonrisa de hoyuelos incluidos.

- ¿A quién no le gusta el olor del café? - preguntas, girando los ojos.

- Pero no es el típico olor a café, ¿este olor a café te gusta? - insiste, y solo ahí comienzas a prestarle atención al olor.

Aspiras un poco de olor con tu nariz, y notas que tiene razón, es un olor a café, pero no es el típico olor a café. No era un olor que invadía tu nariz de manera violenta, es más, ese olor era suave, delicado, hasta el punto que lo sentías en tu garganta de manera dulce. Lo más curioso era que pareciera que tu corazón respondía a ese olor, latiendo de una manera extraña, y es que de repente quieres beber de ese café.

- ¿Te gusta? - te vuelve a preguntar, trayéndote a la realidad, por lo que asientes, confundido por como tu corazón estaba latiendo, y cuando observas al psicópata, este sonríe aún más, sus ojos cerrándose formando dos medias lunas que lo hacen ver aniñado y aún más bello.

Sacudes tu cabeza.

- A todo esto, ¿Por qué me querías morder? - le preguntaste, para cambiar el tema al darte cuenta que de repente te estabas comenzando a sentir nervioso y ansioso.

- Yo no fui, fue mi lobo - dijo, levantando sus hombros, para luego llevar una mano detrás de su nuca - él quería marcarte para que no te alejes, para que no huyas.

- ¿Qué? - preguntaste en un hilo de voz, confundido con lo que estabas sintiendo en ese momento.

- Me dijo que eras suyo, que eras nuestro, y no recuerdo más, solo levantarme y tenerte en mis brazos durmiendo - te explica - nunca me había pasado algo así, fue muy extraño - sigue hablando, y realmente querías decir algo, pero tu mente se había quedado en blanco - sentí un leve olor a tierra mojada cuando estábamos volviendo con YeJi, y solo lo seguí y ahí estabas recostado, y nada, no se mas nada que paso a partir de ahí, pero de algo estoy seguro ahora - dice, sentándose en el borde de la cama, con sus manos a cada lado.

El Otro Lado - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora