Capítulo 11.

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El niño de ojos brillantes los miraba, con una sonrisa sarcástica, observando como tu mano derecha sostenía la izquierda del rubio psicópata apenas este había salido del baño mientras vos lo habías estado esperando con tu espalda apoyada contra la pared al lado de la puerta.

- ¿Durmieron toda la noche en la misma posición? - les pregunto, sin borrar aquella sonrisa burlona.

- Si Minnie, me duelen partes del cuerpo que no sabía podían doler - admite el rubio psicópata, haciendo un puchero con los labios, por lo que el nombrado dejo escapar una pequeña risa.

- Veo que no quieres soltar a Jinnie, Hyung - te dijo ahora a vos, mirándote fijo, por lo que suspiraste resignado.

- Si no puedes luchar contra el sistema, te unes - admites, completamente derrotado.

Se quedaron en silencio durante unos segundos, el niño bonito dedicándole un par de segundos a cada uno con sus ojos.

- El olor de Hyung volvió a como era antes - comenta de la nada el rubio psicópata, por lo que levantas una ceja de manera no consciente.

- Supongo que libero su olor porque solo quería el contacto y los mimos - dijo el niño bonito, apoyando su espalda contra la pared de brazos cruzados - De todos modos tenemos que ir a clases, así que déjale tu remera y saca alguna de las mías, cuando volvamos probemos averiguar un poco de donde vino Hyung - comento poniéndose de pie - voy a preparar el café - dijo, yéndose caminando en dirección a la cocina comedor.

- ¿Tu remera? - preguntaste, sintiéndote molesto de repente, tus cejas frunciéndose.

- Ven Hyung - dijo, tirando del brazo, para abrazarte por sobre los hombros, el olor a café se intensificó, y sentiste como ese mismo olor te rodeaba, como si estuviera abrazándote.

Cuando el abrazo finalizó, te quedaste mirando tus pies descalzos, y solo te moviste al ser tironeado del brazo por el rubio psicópata, yendo hacia la mesa, donde te sentaste quedando al lado de él, sin soltar su mano.

Aún podías sentir como aquella fragancia te abrazaba.

*

No sabías en qué momento te habías puesto la remera del rubio psicópata, pero aquí estabas, abrazándote a tu mismo con su remera encima, sentado en el sillón individual con las piernas flexionadas sobre el sillón.

- "¿No que solo te gustaban las mujeres?" - dijo aquella voz en tono burlón, por lo que rodaste los ojos.

- "Me gustan las mujeres, soy hetero, H-E-T-E-R-O" - le respondes, apoyando tu mejilla sobre tu rodilla.

- "En la madrugada no parecía"

- "Sabes que es muy probable sea por tu culpa, ¿no?" - le respondes, llevando el cuello de la remera a tu nariz inconscientemente.

Te sentías triste, fue tan repentino el cambio de ánimo, que gruñiste de pura molestia.

- Esto es insoportable - bufaste, poniéndote de pie, yendo hacia el cuarto que compartían con el niño bonito y prendiendo la notebook, sentándote en la silla con las piernas y brazos cruzados, esperando que se terminara de prender.

Cuando terminó de prender fuiste al navegador, y escribiste "guía básica sobre alfa y omega", entrando a la primera página que te salía en el buscador.

Leíste, el recuerdo de hace unos días leyendo cosas similares se hizo presente, pero increíblemente ya no te sentías tan horrorizado como la primera vez.

Tal vez estabas en el más allá del umbral de la sorpresa.

- Entonces, el olor a café que siempre siento ¿es del rubio psicópata? - preguntas a la voz que sabes está dentro tuyo.

El Otro Lado - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora