Capítulo 8

540 55 35
                                    

Cuando el mundo comenzó, todo era Caos, un vacío primigenio sin forma ni orden. De este abismo surgieron cinco deidades para darle estructura y sentido al universo: tres varones y dos féminas. Entre ellos, la más respetada, querida y amada era Gea, la Madre Tierra. Ella fue la primera en emerger y, junto a su padre Caos, engendró a Urano, quien se convertiría en su esposo y el dios del cielo. La otra deidad femenina era Nyx, la personificación de la noche, oscura y misteriosa. Nyx, junto a Erebo, la personificación de la oscuridad profunda, fue madre de una de las diosas más importantes y brillantes: Hémera, la diosa del día. Sin embargo, debido a la ascendencia oscura de Nyx, su corazón estaba impregnado de sombras y resentimiento.

Nyx y Hémera nunca podían encontrarse. Cuando Nyx extendía su manto oscuro sobre el cielo, su hija descansaba en los brazos de la noche. Y cuando Hémera desplegaba su luz dorada para iluminar el mundo, Nyx se retiraba a descansar en las profundidades. La envidia corroía a Nyx, pues su padre Caos había permitido a dos de sus hermanos crear razas, mientras que ella no había sido elegida. En cambio, su hija Hémera sí recibió esa oportunidad, lo que llenó a Nyx de amargura y celos. En su soledad y despecho, Nyx dio a luz a personificaciones oscuras como Eris, la discordia; Hypnos, el sueño; Thanatos, la muerte; y Momo, la burla, entre otros males que azotan el mundo.

Nyx fue excluida de muchas decisiones importantes en el cosmos. No supo cuándo su padre Caos fue sellado ni entendió las causas de las guerras constantes entre los clanes creados por los dioses, pues estaba ocupada ayudando a los Olímpicos en su guerra contra los Titanes. Al terminar esta contienda, la otra guerra ya había concluido, y todo parecía en paz.

Sin embargo, un día, Hémera desapareció del cielo. Su ausencia fue disimulada por su hermano Eter, quien se disfrazó de Hémera para que nadie notara la falta de la diosa del día. Esto enfureció a Nyx profundamente. ¿Quién se creía Zeus para mover a SUS hijos como si fueran simples peones en su tablero divino?

—¡ZEUS! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI HIJA?! —gritó Nyx al llegar al Monte Olimpo, donde los dioses estaban en medio de una celebración.

El Monte Olimpo, iluminado por antorchas y decorado con guirnaldas de flores, vibraba con la música y las risas de los dioses. Las mesas estaban cargadas de manjares y el aire estaba impregnado con el aroma de néctar y ambrosía. La llegada repentina y airada de Nyx, envuelta en su manto de oscuridad, silenció la fiesta en un instante. Las risas se extinguieron y todos los ojos se volvieron hacia ella, reflejando una mezcla de sorpresa y temor.

—N-Nyx... Qué gusto v- verte por aquí —dijo Zeus, evidentemente nervioso. Su voz, que normalmente resonaba con autoridad y poder, ahora temblaba ligeramente.

Nyx avanzó con paso firme, su figura esbelta y majestuosa proyectando una sombra inquietante en el suelo iluminado por las antorchas. Sus ojos, oscuros y profundos como el abismo, se clavaron en Zeus con una intensidad abrasadora.

—¡¿DÓNDE ESTÁ HÉMERA?! —su voz resonó como un trueno, cargada de ira y desesperación.

Zeus, sintiendo el peso de su mirada, tragó saliva y desvió la vista un instante antes de responder.

—Verás, es una historia muy larga... —dijo, suspirando profundamente. —Murió por su propia creación.

Nyx se quedó helada. La noticia la golpeó como un mazazo. Nunca había tenido la oportunidad de hablar con su hija, salvo en las raras ocasiones de los eclipses, donde la noche y el día se encontraban brevemente. Sabía que Hémera estaba orgullosa de sus creaciones, las diosas del día. El dolor y la rabia se entrelazaron en su corazón, mezclando su luto con un ardiente deseo de venganza.

Nyx, en medio de su agitación, sintió la presencia de seres extraños, diferentes a los dioses. Dirigió su mirada hacia un grupo de guerreros, figuras destacando en el tumulto de la fiesta. Sus ojos se posaron en una chica de cabello platinado y ojos azules, reconociéndola instantáneamente como una de las diosas del día.

Χάος [Meling]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora