El chico de cabello rubio veía perplejo aquella escena, sintió que el mundo comenzó a moverse cada vez más lentos, sus piernas querían fallarle a la gravedad, aquello no podía estar pasando, eso no podía ser verdad, lo mas seguro es que se encontraba soñando despierto, lo que estaban presenciando sus ojos era una simple ilusión por haber despertado tan repentinamente pero fue devuelto a la realidad cuando su mano fue tomada por aquella peli-blanca y esto hizo que el la volteará a ver para encontrarse con una cálida sonrisa en el rostro, aquella sonrisa que era capaz de calmarlo en el pasado ahora lo puso nervioso.
—Nuestros planes de boda fueron interrumpidos nuevamente —dijo ella con voz dulce.
—Si, siempre tenemos mala suerte —dijo él con una risa fingida, siempre odio ocultarle cosas a ella, ella merecía algo mejor que una sonrisa falsa que fue apagada rápidamente.
—¿Pasa algo? —preguntó ella, debía admitirlo, estaba harta de esa actitud de su pareja. —¿Hay algo que quieras decirme?
—Creo que debemos-
—¡Adiós, mi señor! —interrumpió la voz del castaño, ambos voltearon para ver la espalda de ese chico despidiéndose de, lo que ellos supusieron eran los dioses, pues los mencionados ya no se encontraban a la vista.
El alma en pena, el vive pero apenas habla, él lo espera, frente a esta foto de tiempos de antaño, él, él no está loco, él cree, eso es todo, él lo ve en todos lados, él lo espera de pie.
El heraldo se despidió de su pareja con un beso dulce en los labios, sin percatarse de que la pareja de la diosa y el demonio se encontraban en medio de una discusión. Era de mañana y su tío Hades necesitaba que encaminara a las almas de la noche pasada, como era su responsabilidad, la diosa de la caza y los terrenos vírgenes debía hacer una visita a las adolescentes que estuvieran a punto de convertirse en mujeres, y el dios del sol tenía la tarea de llevar curas a algunos lugares con enfermedades y su tarea más importante, ver que el Oráculo de Delfos le revelara la famosa profecía que la diosa de la discordia tuvo la audacia de revelar.
La tarea de Hermes parece ser de las más sencillas, verificar el ganado de ovejas, el comercio, que los ladrones cumplan sus hazañas sin ser capturados, y su deber más complicado es encaminar a las almas en pena al Río Caronte para que el barquero los llevará frente a los gobernantes del infierno y así poder decidir su destino, eran tareas fáciles, al menos más fáciles que las de sus hermanos, pero existió una ocasión en la que fue incapaz de cumplir su trabajo, esa maldita vez que volvió a su mente sin poder evitarlo.
El crepúsculo se notaba en aquel cielo que estaba sobre dos "jóvenes" enamorados, tanto que se luchó por ese amor. El dios de los ladrones recuerda a la perfección todo lo que batallo para que el joven en sus brazos aceptara convertirse en su único amante, a partir de que lo conoció le prometió lo que pocos dioses prometen a sus amantes, ni el padre de los dioses, Zeus, es capaz de cumplir a su hermosa esposa; Hera, y esto era "fidelidad". Era cierto que el heraldo tuvo múltiples amantes, pero cuando conoció a ese hermoso joven quiso tenerlo para sí, que solo fuera suyo y con esto logrado, aquel hueco en su corazón jamás sería llenado con alguna otra persona, eso es lo que la diosa Afrodita tanto le mencionó; amor, amaba a ese joven.
Ese día estaba dispuesto a sellar ese amor por el resto de la eternidad, en una parte de sus ropajes la manzana dorada del Jardín de las Hespérides se encontraba escondida para proponer matrimonio a ese joven y así, por fin, poder estar juntos.
—Oye, te quiero mostrar algo —dijo el heraldo parándose, ambos se encontraban acogidos bajo la sombra de un árbol de olivo que los tapaba de la personificación del sol; Helios.
![](https://img.wattpad.com/cover/288789334-288-k660759.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Χάος [Meling]
FanfictionLa era de Caos a vuelto a empezar gracias al Jabalí de la Gula, y esto a los olímpicos no les hace mucha gracia, y más con la muerte de el Rey Demonio y la Deidad Suprema. Como ambos dioses predijeron empezaría una nueva era, con la guerra todo se m...