Capítulo 22

370 28 18
                                    

I can see you in my mind, yearning. I can feel you and now I know, waiting by your side. I can see you in my mind, yearning, I can feel you and now I won't forget being by your side.  (AmaLee, 2018).

El hada vio tantos seres alados a su alrededor que se puso nervioso y terminó escondido detrás del heraldo, esto se le hizo tierno, pero preocupante, pues debía tratar de actuar como el monarca de aquel sitio. Por lo que tomó su mano para darle ánimos, cosa que funcionó, pues el hada salió de su "escondite".

—Hola chicos —trato de disimular.

—¿Quién es la persona que le agarra su mano?

—¿Es su novio?

—Si —dijo el hada con una sonrisa y un sonrojo en su rostro.

—Soy su prometido —río el heraldo abrazando por los hombros al joven.

Las hadas comenzaron a quejarse del porqué apenas les presentaba la persona con la que compartiría su vida, hasta ahora la misión había sido un éxito.

El heraldo vio con ternura a su pareja para brindarle una caricia en la mejilla por como se había puesto nervioso ante las hadas que se quejaban por haber ocultado el noviazgo con él, pero, al mismo tiempo no pudo evitar suspirar al acordarse de su amigo que estaba siendo prisionero de su propio cuerpo, ya había sufrido mucho, la muerte de su amigo en más de una ocasión, el odio de su propia raza, un corazón roto por el amor de una chica por la que estuvo luchando, la indecisión de un nuevo amor, y ser un peón en esta batalla que no debería luchar. ¿Qué más faltaba en la lista?

Los recuerdos abrumaron su mente, como una ola de nostalgia que vivió cuando el hada decidió darle su perdón, él era un dios, no era como si le importara obtener el perdón de un mortal, pero desde que Crocus había llegado a su vida lo hizo apreciar la vida de las cosas más pequeñas hasta las que no podías ver, la apreciación a todo lo que le rodeaba, pero su padre le había enseñado que era un ser superior y los mortales no podían ponerse en su contra porque podían ser castigados, y creciendo con ello por milenios es difícil cambiar de opinión, por lo que obtener aquel perdón por parte de la viva imagen de su amante lo hizo sentir mejor y recordar todas las enseñanzas que su amado le había enseñado.

En aquel crepúsculo, donde el sol continuaba su camino y la luna se asomaba en el horizonte, el heraldo había invitado al hada al jardín que tenía gran importancia para él, aquel jardín donde se encontraba la flor que resguardaba el alma de su querido amado que era incapaz de dejarlo ir. Había muchas flores de un color lila al rededor de ella para disimular ante su padre la existencia de aquel jardín, estaban al rededor de aquella flor que era una prisión.

—Hola —saludo el castaño una vez llego al sitio donde el heraldo lo había citado, el rubio al escuchar la voz detrás de él dio un pequeño salto de la sorpresa, estaba tan inmerso en sus pensamientos que no noto la presencia del joven, tampoco es como si hiciera mucho ruido, ya que al ser un hada, era obvio que prefería volar a caminar. —¿Para qué me querías aquí?

—Hola, King —saludo. —Primero quiero volver a pedirte una disculpa por la manera en como nos conocimos, yo sé que si te digo que es porque soy un dios, no es una excusa para ti, así que...

—Hermes... Eso ya no importa —dijo el hada con una sonrisa. —Yo sé que es algo imperdonable lo que me hiciste, pero así creciste y por las historias que me has contado para ustedes es algo común, solo que para nosotros no lo es. No perdono tu acción, al menos no aún, pero es algo que me gustaría olvidar, así que te pido que tú también.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 05, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Χάος [Meling]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora