14- La horquilla

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Lan Xichen sacó la caja de su tocador y rápidamente la metió en la manga mientras llamaba a Jiang Cheng para que entrase. Podría llevársela a la cena, ¿no? ¿Y luego decidir qué hacer? El sonido de la puerta al abrirse y una corriente fría le dijeron que Jiang Cheng había entrado. Rápidamente se dio la vuelta.

-Xichen,- dijo Jiang Cheng a modo de saludo, permaneciendo en la puerta y mirándolo con curiosidad.

-Jiang Wanyin,- respondió Lan Xichen. -No pensé que cenarías conmigo esta noche.

-¿Por qué no? ¿No quieres?

-Por supuesto que quiero,- espetó Lan Xichen. Apartó la mirada, avergonzado. -Has tenido un día largo y Jiang Yatan me contó sobre las linternas en el lago más tarde.- Él se inquietó. - Pensé que tal vez quisieras tomarte un momento de descanso. Además, probablemente ya hayas comido más que suficiente.

-¿Y por qué la cena contigo no sería relajante?- Jiang Cheng respondió. -Aunque tienes razón en que no comeré mucho. Lo juro, todas las tías de la ciudad piensan que necesito engordar.

-Ellas te aprecian,- dijo Lan Xichen, alcanzando su abrigo.

Jiang Cheng frunció el seño pero no hizo ningún comentario.

-¿Por qué más te darían regalos?- Lan Xichen presionó. Quería que Jiang Cheng entendiera que la gente realmente lo amaba.

-¿Viste eso, hmm?- Dijo Jiang Cheng mientras salía y se dirigía a la cena. -Supongo que todo el mundo vio eso. De todos modos, soy el Líder de Secta. Solo quieren permanecer en mis gracias.

Lan Xichen bajó la cabeza. -Lo siento.

-¿Por qué?- Preguntó Jiang Cheng, sonando confundido.

-Yo...

Tartamudeó hasta detenerse, temiendo decirle que él había sido la razón por la que los aldeanos habían cambiado su enfoque. ¿Qué pasa si Jiang Cheng se enoja con él?

-¿Odias... odias lo que pasó?- Lan Xichen lo intentó.

Llegaron al comedor y Jiang Cheng parpadeó mientras mantenía la puerta abierta para que entraran.

-¿Qué eso pasó?- Preguntó Jiang Cheng.

Lan Xichen se inquietó de nuevo, feliz por la excusa de colgar su capa para no tener que mirar a Jiang Cheng.

—Dijiste que ... que todo el mundo lo había visto. Se trata de la anciana que te dió sopa, ¿no?- Preguntó, todavía negándose a mirar a Jiang Cheng mientras se sentaba a la mesa.

Tenía los platos habituales para Lan Xichen pero, del lado de Jiang Cheng, había un tazón pequeño de arroz, un tazón de sopa igualmente pequeño y solo unas pocas guarniciones.

-La anciana, sí,- dijo Jiang Cheng, -y todas las demás después. No sé de dónde sacaron la idea. Preferiría que le dieran regalos a A-Ling. A él le gusta.

-Es mi culpa,- estalló Lan Xichen. Apretó las manos en su regazo y sintió ganas de llorar. Después de todo, había sido una decisión equivocada. -Lo siento. No quería ... pensé ... lo siento mucho.

Hubo un momento de silencio en el que Lan Xichen estaba demasiado asustado para mirar a Jiang Cheng.

-¿Cómo puede ser culpa tuya?-" Jiang Cheng finalmente dijo, sonando como si no pudiera entenderlo.

-Vi a los aldeanos darle al Líder de Secta Jin dos de todo y le pregunté a Jiang Yatan al respecto. Dijo que empezó así porque no aceptabas sus regalos.

-Ellos los necesitaban más que yo,- refunfuñó Jiang Cheng.

-Pero ellos quieren darte regalos,- protestó Lan Xichen, aunque con una voz pequeña. -Jiang Yatan dijo que nunca dijiste 'no' si el Líder de Secta Jin intentaba darte algo que los aldeanos le dieron y así fue como empezó. Yo sólo ... pensé ... —Tropezó con sus palabras. -Lo siento mucho. Por favor, no te enfades.

La Tranquilidad del AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora