La Tranquilidad del Agua

9- Llegada

No le sorprendió cuando, a la mañana siguiente, su desayuno fue acompañado de un plato realmente pequeño que contenía unas rodajas de tubérculos hervidos. El discípulo que le trajo el desayuno le dio una sonrisa brillante, claramente habiendo notado también el plato extra.

Sin embargo, Lan Xichen no se sintió seguro cuando tomó una rebanada con sus palillos. Temía que la noche anterior hubiera sido una casualidad. Tal vez su mente y su cuerpo habían estado demasiado ocupados con la carta de su hermano para reaccionar ante las verduras. Pero estaba decidido a no dejar que su miedo se apoderase de él, así que trató de pensar en lo peor que podría pasar. La respuesta seguía siendo la misma que antes, solo complementada con la posibilidad de decepcionar tanto a Jiang Cheng como, aparentemente, a la cocina.

Le estresaba saber que algo tan simple como comer o no comer una verdura influía en tanta gente. No quería decepcionar. Se dio cuenta de que quería que la gente volviera a estar orgullosa de él, incluso si era por algo tan ridículo como comer un vegetal. ¿Qué tan bajo había caído para que eso fuera suficiente para ganarse el mérito?

Dejó caer sus palillos cuando pudo sentir que sus pensamientos comenzaban a girar. No quería tener otro ataque de pánico. Solo serviría para molestar a Jiang Cheng, ya que un discípulo estaba obligado a ir a buscarlo una vez que lo descubrieran. Sin embargo, decirse a sí mismo que no quería agobiar a Jiang Cheng solo fortaleció la noción de que lo estaba decepcionando y Lan Xichen frunció el ceño cuando su respiración se entrecortó.

Una pequeña voz en su cabeza le dijo que el plato siempre había estado presente a la hora de la cena; que Jiang Cheng tenía esperanzas pero no expectativas. Por eso, tal vez, no culparía a Lan Xichen si no comiera el plato ahora. Pero la idea de que Jiang Cheng no tuviera ninguna expectativa de él, mirándolo como si fuera una causa perdida, dolía horriblemente.

-No,- dijo Lan Xichen, apenas consciente de que lo había dicho en voz alta. -No,- dijo de nuevo, antes de razonar en silencio, -Él me está ayudando. No me ayudaría si pensara que no sirve de nada. Debe esperar algo.

Lan Xichen se detuvo ante su propio razonamiento. ¿Significaba eso que Jiang Cheng pensaba que era posible para él regresar a su antiguo yo? Recordó a la discípula que le había contado su historia en una de los paseos. Ella había dicho que siempre quedaría una cicatriz, pero se curó. Al parecer, también lo habían hecho muchos otros dentro de Lotus Pier. ¿Jiang Cheng esperaba que él hiciera lo mismo?

¿En qué plazo? ¿Iba demasiado lento? ¿No se estaba curando lo suficientemente rápido?

Lan Xichen apretó la mandíbula mientras ponía una mano sobre su propio pecho para sentir su respiración errática antes de colocarlos en su regazo en su postura de meditación habitual, encontrando consuelo en la familiaridad de la misma. Exhaló con fuerza, tratando de regularlo.

Jiang Cheng lo había llamado "gran progreso" la noche anterior, se recordó Lan Xichen. Se aferró a ese pensamiento. La voz de Jiang Cheng resonó en su mente mientras repetía las palabras una y otra vez. No las habría dicho si hubiera pensado que Lan Xichen estaba tardando demasiado. Quizás... ¿Quizás incluso había sido una expectativa cumplida?

No lo había decepcionado. Jiang Cheng se había alegrado por él.

Centrándose, Lan Xichen finalmente logró recuperar el control. Se sentía cansado y confuso en los bordes, pero no había sido necesario llamar a Jiang Cheng; no se había vuelto a convertir en una carga.

Abriendo los ojos, miró las verduras como si fueran un oponente particularmente duro. Quería comérselas. Realmente, realmente quería comérselas. No se preguntó por qué, si era por el bien de Jiang Cheng, por el bien de la cocina o para probar un punto, pero no tenía ninguna duda de que quería hacerlo. Lo único que lo retenía era que temía no poder hacerlo. Temía la respuesta de su cuerpo. No podía confiar en él.