Guerra de Elementos [#1]

7. Sheila McQuaid

A medida que el tiempo pasaba los chicos estaban mucho más confundidos. Pero la confusión más reciente era aquel libro que ya no era más que cenizas.

—Si el libro no te dice la dirección— preguntó Peter—, ¿cómo los vamos a encontrar? Porque brujos no somos.

—Bueno mocoso, como tú dijiste, soy un mago— dijo Stevenson tomando un poco de polvo del libro; y nuevamente la luz azul apareció en sus manos—. Así sabremos dónde encontrarlos— arrojó las cenizas del libro al aire.

—¿Cómo se llaman?— preguntó la guerrera.

—Florence Sheila McQuaid— contestó el profesor.

Esas cenizas azuladas al momento que Stevenson dijo el nombre de aquella joven tomaron la forma de la misma, parecía una imagen 3D de una chica hecha de cenizas. Ésta se encontraba sentada en el césped con su espalda contra un árbol ancho. No parecía asustada ni confundida, más bien estaba... tranquila.

—¿Dónde está?— preguntó Peter rompiendo nuevamente el silencio de la sala.

—En Hampstead Heath. Tendremos que ir— afirmó alejándose de Peter, el cual se encontraba a su lado—. No te me acerques tanto.

El chico obediente a tal límite se alejó y dejó caer su peso en la otra pierna.

—¿En dónde?— preguntó Melisa.

—En Hampstead Heath— respondió Stevenson con obviedad—, ¿qué no me escuchaste?

—Sí, sí te escuché, pero ¿acaso me ves cara de mapa? Además hay pasto y árboles en todo el mundo, genio— declaró con un toque de sarcasmo y enojo en su voz. Se acercó a aquella persona formada por cenizas del libro para mirar más de cerca a la chica que después tendrían que buscar—. ¿En qué parte del mundo está eso?

—En Londres— afirmó Lorena que se acercaba a su amiga para tomarla de la mano y alejarla hasta quedar un tanto lejos de los demás—. ¿Crees que tenemos que ir?— preguntó desconfiada—. Sí, no niego que nos ayudó pero, no nos dice toda verdad, nos está ocultando algo, se ve en sus ojos.

—Lore…— susurró—. Sé que esto es demasiado difícil, créeme para mí también lo es, pero tal vez después de encontrar a los demás encuentre una forma de traer a todas las personas de vuelta— trató de tranquilizarla, pero no parecía muy convencida—. Y no creo que nos oculte nada importante, no te preocupes.

—Si tú lo dices— rodó sus ojos y la soltó.

Lorena no estaba más tranquila y no lo estaría, pero confiaba en su amiga, por lo que volvió al lado de Peter y le dejó un lugar a Melisa para que se colocara en el medio de ellos.

—Creí que le iban a preguntar ustedes, pero veo que no— confesó el chico—, así que lo hago yo. ¿Cómo sabes que está en Hampstead Heath si solo se ve un tronco?

—Porque aparece la dirección— contestó—, solo que el guardián del tiempo es capaz de verla.

Los cuatro se sentaron en el piso. La figura de Sheila McQuaid ya no estaba. El profesor hizo aparecer un pequeño reloj de arena en el centro de ellos.

—Cuando esto llegue al final— indicó Stevenson señalando con su dedo índice el reloj de arena—. Ya tendríamos que estar con los otros tres guerreros.

—Con respecto a eso, ¿de qué es guerrera la tal Sheila?— preguntó Lorena para después mirar a Stevenson desafiante—. Nos dijo el nombre y dónde se encuentra, pero no nos dijo que elemento controla.

—Aire— contestó cortante—. Ahora vamos a buscarla y así después nos encargamos de los demás...— antes de que pueda terminar la frase fue interrumpido por Peter.

—…antes de que se le termine el tiempo— completó mientras sostenía el reloj en sus manos—. ¿Verdad?

—Sí, mocoso— éste recalcó esa última palabra, lo que provocó que Peter se enojara, a pesar de que sabia que le molestaba que lo llamara mocoso lo seguía haciendo, quizás Lorena tenía razón, eran como niños pequeños.

Ellos no entendían porqué tenían un tiempo determinado para encontrar a tres personas y Peter les dio tres segundos a las chicas para que alguna preguntara, pero ninguna lo hizo, así que suspiró y habló.

—¿Qué pasa si el tiempo se acaba?

—Después de ese tiempo aquella persona que causó todo esto, ya los habrá encontrado.

—Oh— respondieron los tres al unísono.