1. La tormenta

142 14 0
                                    

2018

La secundaria Parmons tenía sus puertas rojas y oxidadas abiertas a los alumnos. El edificio blanco era uno de los más antiguos en la ciudad, pero en las últimas vacaciones tuvo reformas y le agregaron grandes ventanas, algo que ponía eufóricos a los adolescentes a medida que entraban.

Aquellos alumnos que preferían quedarse afuera hasta el último minuto lo hacían bajo los árboles frondosos que estaban en cada esquina del edificio.

Era un día hermoso de primavera y los pronósticos decían que habría un clima perfecto en la tarde. Muchos irían al parque, otros quizás al camping, pero nadie se iba a quedar en su casa eso era seguro.

Aunque cualquier plan se fue por el caño cuando unas nubes furiosas cubrieron el cielo a lo largo de la mañana. Tan pronto el gris consumió el azul empezó a llover como si el cielo estuviera furioso.

Las clases continuaron con unos alumnos de caras largas, pero continuaron de igual manera.

Aunque no todos estaban en clases.

En una mesa de la biblioteca con unos cuantos libros se encontraba sentada Melisa Godoy con su mejor amiga Lorena Raybot mientras hacían sus deberes pendientes. Que sí eran demasiados así que agradecieron que su profesor se hubiera enfermado.

Melisa tenía su largo cabello oscuro empapado ya que estaban afuera cuando comenzó el chaparrón, pero no parecía importarle. En cambio a Lorena sí, ella odiaba que sus hermosas ondas castañas se mojaran y estaba muy enojada por eso.

Si alguien las viera en ese momento diría que son el típico cliché de mejores amigas. Una alta, otra bajita. Una morena, la otra blanca. Una de ojos verdes, la otra azules. Una latina, la otra no. Una popular, la otra no.

Y el error de todas esas afirmaciones sería la última. Ninguna es popular. De hecho una es menos popular que la anterior. Ni ser hija del director le fue de ayuda a Lorena. Nunca consiguió más amigos que Melisa; y estaban bien con eso.

—Mira el pavo real— señaló Melisa al notar que se acercaba Peter, el chico popular de la escuela y más guapo, el que se pavoneaba con sus ojos color miel, cabello rubio, alto y atlético, era el chico que muchas veían como príncipe, o como ellas lo veían, un pavo real.

Al parecer tenía una obsesión con molestar a aquellas chicas, lo hacía siempre que podía, pero Lorena no tenía ganas de lidiar con estúpidos como Peter, así que dio un gran suspiro y se levantó.

—Oye espera, ¿a dónde tan rápido, vas a dejar a tu novia?— se burló el rubio.

Lorena hizo oídos sordos a ese comentario, recogió sus libros y se fue dejando a Melisa sola.

—Espera Lorena Raybieta; no he terminado contigo— la ojiazul se dio media vuelta y lo miró con cara de desagrado—, dicen por ahí que tu mamá trabaja en un club nocturno, ¿es cierto?

—Ni idea, me abandonó cuando nací pero cuando vuelva le pregunto.

—Con razón eres así— soltó— ¿necesitas el amor de mami?

Melisa odiaba a Peter, pero nunca dijo lo que sabía de él. Nunca hasta ese momento.

—¿Y vos el tu papá?— lo miró a los ojos y pudo sentir la rabia—. Ah cierto, no tenés.

Las chicas salieron de la biblioteca antes de que Peter respondiera y se dirigieron a los pasillos, los cuales parecían de hospital luego de la remodelación, pues eran blancos y estaban muy iluminados.

No había nadie en los pasillos ya que estaban en clases, hasta que notaron que había mucho silencio, a excepción de los truenos que retumbaban por toda la escuela.

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora