Guerra de Elementos [#1]

4. Territorio de fuego

Los cuatro aparecieron en el medio de lo que alguna vez fue un río, ya qu estaba seco, toda la extensión estaba igual de muerta. El lugar no solamente parecía que atravesó una sequía, sino también una incendio.

—¿Dónde estamos?— preguntó Lorena.

—Esto es lo que queda del Territorio de fuego—. contestó el profesor que se agachaba para tomar un poco de ceniza del suelo mientras Peter se reía sarcásticamente.

—Empiece a explicar que lo escuchamos, profesor—Peter parecía no creerle nada al hombre, que por su mirada estaba muy impaciente.

El profesor Stevenson dejó que el vieto se llevara las cenizas de sus manos y se puso de pie para enfrentar a Peter de frente.

—Al principio de todo, los únicos habitantes de la tierra eran los elementos en forma humana, Dalai, dueña del agua, Ash, dueño del fuego, Alois dueño de la tierra y por último Cleydani, la dueña del aire— explicó el profesor, pero chicos no estaban convencidos con sus palabras—. Eran lo más parecido a dioses.

—¿Le parece que estamos para bromas?— protestó Lorena.

—¿Te parece que yo hago bromas?— continuó Stevenson con una mirada gélida y fija en la joven.

Las cosas estaban muy tensas, los chicos estaban tan confundidos y asustados que ni siquiera sabían si creerle al hombre o no. Pero una cosa era segura, Stevenson les mentís y ellos no lo notaron.

—Al principio todo era amor y tranquilidad, pero un día Cleydani se enojó tanto que destrozó el mundo, los demás elementos no tardaron en hacer lo mismo que su compañera— prosiguió Stevenson—, nunca se supo el porqué de esa furia entre los elementos, pero con el tiempo nos dimos cuenta que siempre hubo otra persona encargada de crear odio y quitar la paz entre los elementos.

—¿Quién es esa persona?— quiso saber Melisa.

—Belladonna— contestó el hombre—, dueña del caos y el odio.

—No sé si esto es real, pero ¿qué tenemos que ver nosotros en esto?— preguntó Peter—. Porque le aseguro que no somos los destructores del mundo.

—La única que debería estar involucrada en esto y que me puede ayudar es Melisa.

—¿Yo? ¿Por qué?— preguntó confundida la joven.

—Esto sonará muy raro, pero Melisa Godoy, tú eres la última guerrera de Agua.

El clima a su alrededor cambió tras esas palabras, Melisa sintió su poder, pero eso no cambió sus dudas.

—¿La última qué perdón?