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Las risas resonaban por cualquier rincón de la gran casa Min, lo hacía como nunca lo habrían hecho en años.

Las sonrisas de los Abuelos Min se agrandaban como nunca cada segundo. Mientras que el menor de la familia ahí estaba, sentado frente a la gran mesa, la cual era acompañada por la visita de aquellos ejemplares ancianos.

La noche pasaba tan rápido como lo hacía ver, pues en medio de tantas risas y charlas, la media noche ya estaba puesta en pie. La brillante luna del anochecer se a asomaba con curiosidad por la ventana.

El abuelo Min suspiro, dirigiendo su mirada hacia su nieto menor. —Y bien, ya hablamos de Jennie, creo que es tiempo de hablar del hombre de esta casa. —el señor lo miro fijamente, manteniendo una sonrisa amable y paternal.

—¿Qué dices pequeño Yoongi? Mantener el trabajo de tu Papá debe ser difícil. —la anciana sonrío, tomando de su bebida.

—Sí, lo es. —respondió el chico, jugando con el plato de su comida, manteniendo cerrada su boca, prestando les poco interés a sus mayores.

—Gim-Ri, eso ya lo sabemos. —reprochó su marido.

—Cielos Abuelos, ustedes son muy anticuados con sus preguntas. —Jennie sonrió para ellos, negando con su cabeza mientras sonreía perdidamente.

Los mayores rieron ante el comentario de la chica, mostrando sus sonrisas abiertas.

—En ese caso, ya tienes novia, ¿No es así?. —el hombre se acerco sigilosamente hacia su nieto con curiosidad.

La señora Min hizo un ruido de molestia, tratando de golpear el hombro de su marido desde el otro lado de la mesa, sin embargo, sus intenciones fueron claramente fallidas, —Ash, no lo molestes, viejo. —reprochó la señora molesta.

—No exageres, mujer. —hizo un ademán hacia su esposa, restando le importancia a sus palabras. —Dime, ¿Enserio ya tienes novia?. Cielos, ella debería estar con nosotros. —asintió repetidas veces, sonriendo le con picardía al menor.

—No exagere, por favor. —la dama de negro rodó sus ojos.

—Madre. —llamó Jennie, reprochando por sus modales.

La mujer solamente rodó sus ojos.

—Déjala, está bien. —respondió el Abuelo Min, haciendo un ademán con su mano.

Y una vez más, la mesa quedó en un completo silencio, como todas las mañanas, tardes y noches, el lugar, era un solitario desierto desolado por su silencio.

El menor de la familia se levantó de su asiento, llamando la atención de la familia.

—¿A dónde vas?. —cuestionó la anciana, arqueando una ceja.

—Iré a tomar aire. —respondió, señalando la puerta con inocencia.

La Señora Min asintió, dejándolo ir, observando como cruzaba la puerta en silencio, abandonando la gran mesa.

—¡Ash!, Ya vez, con tus preguntas ridículas lo asustaste. —enfurecida, la Abuela Min regañó a su esposo, quien solamente rodó sus ojos, riendo por las palabras de su esposa.

La mesa volvió a llenarse de risas, sin ninguna interrupción, nuevamente procedieron a anclar su conversación.

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—Dubu, creo que voy a morir.

Tzuyu estuvo llamando por cinco minutos seguido a la puerta de Dahyun, quién gruñía con molestia por sus palabras.

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⏰ Última actualización: May 05, 2023 ⏰

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