15. CON EL AGUA AL CUELLO

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Alice se despertó en la cama de la enfermería completamente sola. No recordaba cuándo se había quedado dormida, pero juraría que FP estaba con ella. ¿Dónde habría ido? Era muy raro que la dejara sola. 

Tras estirar sus músculos, Alice escuchó un ruido y se incorporó nerviosa. 

¿Quién anda ahí?, ¿FP?- preguntó mientras alcanzaba su varita para defenderse de cualquier amenaza que pudiera manifestarse.

Un niño rubio apareció en frente de ella, mientras se apoyaba a los pies de su cama.

¿Quién eres tú?- preguntó Alice confusa, ya que no le sonaba la cara del chico. Era demasiado pequeño para poder ser un alumno y, que ella supiera, JB era la niña más joven que vivía en el castillo.

El niño sonrió y comenzó a correr sin dar ninguna explicación.

¡Espera!- gritó Alice saliendo de la camilla, sin oportunidad de calzarse, para poder seguir al niño. No podía dejarlo solo por el castillo con un asesino suelto, así que se dispuso a correr tras él mientras se mantenía alerta.

Los pasillos estaban totalmente desiertos y sólo se escuchaba la risa del niño, que parecía estar jugando con Alice. Ella intentó alcanzarlo, pero era muy rápido.

Ambos continuaron recorriendo el castillo hasta que se metió al lavabo de mujeres.

¡Te tengo!- pensó Alice, pero se extrañó al ver que el niño no estaba dentro. 

El baño de mujeres se veía exactamente como siempre, sin embargo, había un "pequeño" detalle por el que Alice se quedó sin palabras y completamente pasmada.

La Cámara de los Secretos estaba abierta de nuevo. Alice tenía entendido que había sido sellada para siempre hace siglos. Nadie la había vuelto a abrir pues ya no escondía nada en su interior. El basilisco estaba muerto.

La risa del chico se escuchó con fuerza desde el interior de la cámara. 

Alice llegó a la conclusión de que había entrado, así que bajó con cuidado pues todo podría ser obra del asesino. Atravesó el ambiente húmedo y rocoso hasta llegar a una puerta con serpientes. 

El niño estaba sentado con las piernas entrelazadas mientras la esperaba frente a la puerta cerrada.

¿Te cansaste ya de correr? Tenemos que ponerte a salvo, aquí estamos en peligro- dijo Alice acercándose. Realmente pensaba que se estaban metiendo en la boca del lobo, sentía que el asesino estaba cerca de ellos.

Pero el chico negó con la cabeza mientras señalaba la puerta sellada.

No vamos a entrar ahí, no se ha abierto en años, no es seguro- dijo severamente Alice, que aunque quisiera entrar no sabría cómo hacerlo. Sólo quería marcharse y poner a salvo a aquel niño pequeño.

El niño no le hizo caso y se levantó acercándose a la puerta. Comenzó a susurrar una frase en pársel hasta que las serpientes comenzaron a moverse y la puerta se abrió.

Alice quedó asombrada ante las habilidades del niño. ¿Cómo sabía la contraseña correcta?, ¿Cómo aprendió el idioma de las serpientes?, ¿y por qué la había traído hasta allí para contárselo? Nada tenía sentido.

¿Quién eres?- preguntó de nuevo acercándose a él para tocarlo, pero el niño era muy escurridizo y se metió por la puerta avanzando a su interior.

Alice se apresuró a seguirle hasta que llegaron a una gran sala con agua alrededor, túneles y muchas cañerías. Un montón de dientes gigantes estaban en el fondo, rodeados de polvo y suciedad. 

SectumsempraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora