Capítulo XXX: Subtexto

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Antes de leer, les recuerdo que la última actualización 

constó de dos capítulos, así que los invito a verificar si los han leído por si esta nueva actua los agarra fuera de base😉.




~.~.~Dos semanas después~.~.~




—Me alegra mucho que te haya gustado.

—Solo digo la verdad. Me encanta la manera en la que te paseas por el escenario. Te veías muy feliz.

—Sí... lo estoy, estos días han sido una montaña rusa de emociones.

La primera semana pasó mortalmente lenta. Costó conciliar el sueño por las noches, y las sábanas mutaron en concreto por las mañanas. El ánimo se reestablecía cuando recibían el respectivo mensaje de «buenos días». La mayoría de las veces, Cuauhtémoc reanudaba las interacciones en el chat, mientras Aristóteles, somnoliento, terminaba de despertar gracias a sus saludos.

En medio de la gira, entrevistas iban y venían, todas con el mismo patrón de preguntas apenas actualizadas según el avance de las presentaciones: «Cómo se sentía de haber regresado a México después de tanto tiempo, qué opinaba de su fanaticada mexicana, cómo seguía de la lesión en sus costillas, ¿había boda en puerta o tan siquiera alguien ganó su corazón?». Y es que por mucha sutileza que le pidiera Mariangel, Aristóteles era un libro abierto a la hora de cantar. Pecaba de ingenua creyendo que no afloraría sus sentimientos haciendo lo que más amaba en la vida. Cuando cantaba, no existían verdugos ni castigos, ni murallas ni fosas. Era él inmerso en su elemento dando el 200 por ciento. Sus ojos brillantes gritaban regocijo, satisfacción y tranquilidad. ¿El amor había hecho eso?, se preguntaban los curiosos. Tampoco exigía de un esfuerzo mental sobresaliente para decodificar las energías gravitando en la tarima: «La siguiente canción se la dedico a una persona muy especial en mi vida», aseguró en uno de los conciertos.

A lo largo de su trayectoria, jamás había dedicado una canción. Ni suya ni cover. Nada, y ahora parecía que un aura celestial acompañaba sus pasos, sus expresiones, incluso sus declaraciones.

Contra todo pronóstico, auguró lo desalentador que sería estar lejos de su Temo, pero las bondades de la tecnología, y en especial el interés genuino del castaño por mantenerse en contacto, bastaron para mantenerlo con la sonrisa de oreja a oreja, la alegría a millón y la esperanza estable. Siendo ese el panorama, la segunda semana voló ante sus ojos con todo y la propuesta de la terapia rondando en las esquinas de su mente.

—¿Y cómo te has sentido allá? —distinguió el inconfundible sonido de platos y vasos dispuestos en el mesón de granito que también extrañaba. El suspiro de Cuauhtémoc rebotó entre las paredes de la cocina.

—Me preparé mentalmente para no agobiarme con predisposiciones ni idealizaciones. Me siento bien en el Senado, sin embargo, no es un ambiente ameno. Es inaudita la falsedad desde el núcleo. Por televisión hacen ver que los partidos se detestan entre sí, pero cuando las cámaras están apagadas, hasta se muestran las fotos de sus hijos.

—Qué horrible.

—Sí. La política es muy sucia. Un verdadero circo donde hacen creer a los electores que ellos están al pie del cañón para hacer valer sus derechos cueste lo que les cueste. Se parece más a un reality show.

Sin mentiras ~ AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora