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En una ciudad repleta de inseguridades, en un lugar al cual los demás temen entrar, en aquella linda y pintoresca ciudad, que, a primera vista parece un país muy seguro y sin delincuencia

¿Que dirías si te digo que eso solo es una simple fachada?

Aparentar ser un país perfecto, a primera vista lo es, pero esa solo es una de las caras de la moneda, en una parte reinan los profesionales, gente trabajadora, humilde y honesta. Mientras que en otra parte reina el caos, la avaricia, el desorden, la deshonestidad, en aquella otra cara de la moneda no existen "amigos" solo conocidos, das la espalda y te traicionan, ni siquiera puedes confiar en tu propia familia.

La mafia gobierna desde las sombras al mismísimo gobierno, es decir, hacen tratos entre sí, hacen convenios entre ellos. Usan a personas ignorantes e inocentes para cumplir sus objetivos egoístas

En aquel lado de la moneda reina el caos y el "Dios" de los que ahí yacen es el dinero, el dinero mueve montañas y si lo tienes, los demás hacen todo lo que tu quieras que hagan, sin dinero no eres nada, en un lugar como ese no importa como seas, si lo tienes estarás en la cima

Es triste pero es cierto, en todo el mundo utilizan el mismo procedimiento, el rico lo puede todo y gobiernan todo si así lo desea ¿por qué? Por el dinero, lo que reina el el mundo es el dinero

Puedes traficar con personas, extorcionarlas e incluso asesinarlas, si tienes dinero te limpias las manos y meten a un pobre diablo tras las rejas en tu lugar, si logras tener conocidos en ese mundo, si tu nombre lleva peso, lograrás todo lo que te propongas, se vale tener conocidos, pero solo eso. Hay un grupo de personas a los cuales se les denomina como "los socios" son nada más ni nada menos que los matones más profesionales y sanguinarios que la mafia posee, todos aquellos que los rodean le temen ya que no tienen misericordia o compasión a nadie; es como si solo fueran un cascarón vacío y sin emociones, unas simples máquinas de matar.

Si inflinges miedo a todo aquel que te rodea, te respetarán, no importa tu apariencia, te respetarán. Esa es la "ley" en ese mundo.

Para una jovencita de veinte años de edad, vivir en un mundo lleno de trampas y demás sería una locura pero lo cierto es que, aprender a subsistir en un mundo así, depende de cada uno. Te haces uno de los seguidores, o te haces el jefe, solo hay dos bandos, los jefes y los empleados que son comandados por los jefes, así es este mundo, cualquier persona que pertenezca a este tipo de mundo, no importa su apariencia, no importa como sea su manera de hablar, tienen una naturaleza engañosa, así se rige ese mundo lleno de engaños.

Había perdido la noción del tiempo ¿cuánto llevaba sentada ahí en ese asiento? Siendo sincera hasta le dolía el trasero, estaba segura que llevaba mucho tiempo sentada

Aburrida de las clases, pero si ella quería seguir con su carrera, pasar desapercibida y no levantar sospechas tenía que seguir adelante con aquellas aburridas clases en la universidad

Recostó su cabeza sobre la mesa y miró adelante; sus compañeros estaban saliendo al receso, ella podía ir pero simplemente no quería hacerlo, quería estar sola en su asiento y disfrutar de la soledad del salón de clases, sin sus compañeros hablando de cosas triviales o haciendo jugarretas tontas entre sí.

Estaba a punto de cerrar los ojos para dormir una siesta cuando de pronto alguien le toca el hombro derecho haciendo que volteé la vista para ver de quién se trataba

— ¿deseas algo? — preguntó con su suave voz engañosa

— te busca tu hermana — informó

— oh, gracias por decirme — agradeció mientras sonreía, si, aquella falsa sonrisa que todos tomaban como una "real", se había acostumbrado a sonreír de esa forma que ya era mera costumbre sonreír aunque este bastante molesta.

Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora