9. Consecuencias del anhelo

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Kanae llevaba horas buscando unos registros en los papeles archivados, estuvo actuando raro estas últimas tres horas y ya estaba poniendo nerviosos a sus colegas.

La joven yacía se cuclillas en el suelo mientras revisaba los archivos que allí habían.

Por más raro que pareciera todo esto, sus compañeros ya estaban un tanto acostumbrados a su raro actuar, y es que de la nada se perdía muy fácil en sus pensamientos por que siempre se ve preocupada a pesar de no demostrarlo abiertamente y ocultar su frustración bajo una falsa sonrisa.

Todos en el departamento de investigación sabían algunas cosas de su pasado, sabían de su sufrimiento pero definitivamente no se imaginaban el dolor y frustración que ella siente a diario al mo hallar alguna pista que la guíe hasta su hermana.

<<"¿Por qué sigo haciendo esto?"
"¿Acaso estoy segura de lo que estoy haciendo y a quién busco?"
"¿Por qué me aferro tanto al pasado?" "¿Y si ella..?" >>

Esos solo eran pequeños pensamientos que tenía a diario, habían veces en las cuales simplemente quería descansar, veces en las que su cuerpo no aguantó la sobrecarga de trabajo y estrés que hasta llegó a colapsar. Nadie sabía lo que en realidad le pasaba, no quería preocupar a los demás.

Y es que ella no puede dejar de ser tan buena aún sabiendo que el mundo es una completa basura.

Mientras ella pasaba infiernos interminables de terribles y fatalistas pensamientos infinitos, sus amigos creían que ella estaba bien. Bueno era de esperarse, siempre suele preocuparse más por los demás que por ella misma. Siempre fue así.

Suspiró con resignación al no hallar nada, se incorpora y vuelve a arreglar los papeles en su lugar antes de salir de la oficina de documentos archivados.

Toda la tarde se la pasó haciendo seguimiento a las lunas pero como siempre, no halló nada. Esos malditos sabían cómo desaparecer del mapa.

Llegó la hora de salida y como siempre solía hacerlo, se despidió de sus colegas con una linda sonrisa y siempre deseándoles una linda tarde a todos .

Caminó por las calles de Osaka, todo se veía vacío y bueno, era de esperarse, las demás personas aún debían estar trabajando y aún faltaba media hora para concluir el horario escolar.

Extrañamente su cuerpo lo sentía más pesado que de costumbre y en momentos sus piernas flaqueaban levemente, no para hacerla caer pero si para quitarle un poco de equilibrio y hacerla tambalear. Debía ser el cansancio, aunque hoy se sentía más cansada que de costumbre.

Para evitar accidentes decidió tomar asiento en una banca que estaba cerca de la parada de autobuses y al hacerlo dejó escapar un gran suspiro.

— De seguro los chicos están recolectando información en la universidad... Tsutako está en el departamento de Makomo, no quisiera que me vean de esta manera, será mejor que vaya a casa antes de que anochezca — Susurró para sí misma mientras pensaba qué hacer luego

Era cierto que los cinco se habían criado como hermanos pero es que hoy cada quien tiene su propia vida, sus propios problemas y prioridades, no podía dejar que ellos se preocuparan por ella.

Decidida se puso de pie y emprendió una caminata directo hacia su casa, no estaba del todo cerca, podía llamar a un taxi pero tal vez este mismo tarde un poco, aunque es más fiable que caminar sola por la calle en medio de la noche.

Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora