13: La extrañeza

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— Han pasado dos días desde que no sabemos noticias sobre ella — Susurró Kanao, viendo a Aoi que observaba a la calle desde el ventanal.

— Toma decisiones drásticas, pero si ella dice que es lo mejor. Entonces así es.

Aoi no se atrevía a llevarle la contraria a la mayor. Pues sabía que lo estaba haciendo para protegerlas.

— Habías mencionado que tuvo una riña. Me imagino que para haberse marchado.. la riña tuvo que haber sido con alguien de la O.D.C.

— No me lo confirmó, pero por lo herida que estaba supongo que así fue. Aunque se veía preocupada.

— ¿Preocupada dices?

— No lo demostró abiertamente, aunque me dijo que si sucedía algo que tomáramos el primer vuelo fuera del país.

— Comprendo — Kanao dejó el vaso de agua en el mesón de la cocina mientras observaba fijamente el agua en su interior.

— Kanao tengo que pedirte algo.

— Dime — Quitando la vista del agua en el mesón posó sola vista en la de mirada azulada quien la veía seriamente.

— ¿Puedes entrenar a las niñas? — En su rostro pudo ver que no había entendido por qué le pedía eso — Siento que deben saber algo... ya sabes, por si algún día deben defenderse por sí mismas.

— Entiendo. Lo haré en mi tiempo libre.

— Gracias, Kanao.

•°•————•°•

— ¿Te encuentras bien ya?.... cuando caíste al suelo inconsciente luego de decirme que habías regresado me asusté mucho — Susurrante y con tristeza mencionó la muchacha de cabellos coloridos quien veía a la de mechones violáceos observando el techo de la habitación en completo silencio.

— ...Gracias por curar mis heridas, Mitsuri — Agradeció luego de unos segundos aún con la mirada perdida en el techo.

— ¿Quieres ir al hospital? — Mitsuri sabía de antemano que a Shitoī no le agradaban los hospitales por algún tipo de trauma que esta tenía con los mismos, pero aún así quería que ella estuviera bien; no era enfermera, solo sabía los cuidados básicos de algunas lesiones y temía tratar negligentemente sus heridas.

— No te preocupes, puedo tratar mis heridas yo sola — Dándole una suave sonrisa le respondió tomando asiento en la cama.

Mitsuri al ver el esfuerzo que esta hizo para sentarse a orillas de la cama se preocupó — Por favor no hagas esfuerzo físico, yo cuidaré de ti hasta que puedas hacer cosas simples por tu cuenta, hasta entonces quédate el tiempo que necesites.

— Gracias Mitsuri.

— Bien, pedí comida a domicilio, así que dentro de poco llegará — Mitsuri no había cambiado demasiado, aún no sabía cocinar y le encantaba comer demasiado.— Iguro dijo que vendría de visita. De seguro se sorprenderá al verte — Habló emocionada.

— Es cierto, lo había olvidado... Se casarán muy pronto ustedes dos.

— ¡Estoy muy emocionada!

— Puedo notarlo.

De pronto el semblante de la de ojos verdes cambió y susurró algo que dejó helada a su acompañante — ¿Cómo es que te hiciste esas heridas? ¿Eres una asesina o un espía?

El silencio reinó en el lugar y de pronto, nuevamente el semblante de la muchacha cambió y sonrió de manera burlona.

— ¡Lo siento! — Dijo entre risas — La verdad es que no importa eso, sea lo que sea estaré aquí para ayudarte siempre Shitoī — Sonrió para luego salir de la habitación y volver con unas películas en las manos — Hoy veremos una maratón de películas.

Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora