Mago de Walking Dead

Capítulo 18

El "otro" entrenamiento de Harry de Sophia y Carl no estaba yendo exactamente como él esperaba. Carl les había preguntado a sus padres, Rick había estado completamente bien, pero habían sido necesarios tanto padre como hijo para convencer a Lori de que lo permitiera. Todos se habían sentado y mirado con curiosidad, tratando de memorizar todo lo que Harry estaba diciendo y haciendo. No cabía duda de que sabía lo que estaba haciendo. Excepto aquellos que tenían quehaceres que hacer en la granja. Amy y Beth también estaban sentadas a un lado mirando, ambas realmente curiosas. Harry se había sentido extremadamente extraño y cohibido con todos los presentes.

Después, Harry les mostró cómo sostener la daga, dónde apuntar, cómo apuntar y qué hacer, visto que todos los caminantes y las personas eran más altos que ellos. Lo mejor era patear o empujar un andador en el suelo a menos que, por supuesto, hubiera muchos de ellos, entonces el arma era imprescindible.

"Este entrenamiento será bueno si te encuentras con extraños, ahora como antes no debes confiar en ellos o ir con ellos, especialmente ahora, es simplemente la supervivencia del más apto, nada cambiará no en nuestra vida. Si y cuando una cura si se encuentran, todos seremos menos civilizados como solíamos hacerlo hace mucho, mucho tiempo ". Harry les dijo con firmeza. "Puede darnos la esperanza de que algún día podamos volver a nuestro estilo de vida".

"¡No puedes ir diciéndole que desconfíe de la gente!" Lori dijo horrorizada, mirándolo en estado de shock desde donde estaba cerca, vigilando a Harry y lo que le estaba enseñando a su hijo.

Harry la miró como si le hubiera crecido una cabeza más, antes de volverse lentamente para mirar a Rick y levantar una ceja. Empezaba a preguntarse cómo demonios habían estado juntos tanto tiempo. Rick podría no ser un gran policía investigando asesinatos todos los días, pero maldita sea, sabía cómo funcionaba el mundo, pero Lori parecía incapaz de comprender lo desagradable que se ponía ahí fuera. "Bien," concedió, encogiéndose de hombros, no era el padre o la madre de Carl, no tenía voz, así que si querían seguir haciendo que el mundo pareciera un buen lugar, que así fuera.

Shane se mordió la lengua, teniendo que detenerse físicamente de decir algo, sin gustarle lo desdeñoso que era Harry con Lori. Ella era una buena madre, la mejor, y él no tenía derecho a ignorar sus preocupaciones con tanta facilidad y despreocupación.

"¿Dónde aprendiste a pelear?" Carol preguntó con curiosidad, después de haber visto a Harry enseñarle a su hija cómo defenderse mejor de los caminantes y los humanos. Los caminantes lo mejor es golpear en las rodillas o empujarlas hasta que caigan y luego una daga en la cabeza, los humanos un lugar mucho más doloroso.

"Prueba y error," respondió Harry honestamente, nunca había tenido a nadie que le enseñara, había aprendido de ser golpeado hasta convertirlo en pulpa la mayoría de las veces por Dudley y su pandilla. Aprendí dónde golpear o patear donde le haría daño. "Quiero que tengas esto contigo en todo momento, Sophia, y no temas usarlo". le dijo, colocando la funda a sus pantalones y luego colocando la daga en ella. No hizo lo mismo con Carl porque ya tenía uno. Carol ya tenía el suyo, por mucho que él los entrenara, ellos solo se volverían más seguros a medida que mejoraran en el trato con los caminantes.

"Está bien", asintió Sophia, colocando su parte superior sobre la daga.

"No, necesitas poder conseguirlo rápidamente, siempre mantén tu ropa debajo", señaló Harry, "Como la mía", asintiendo con aprobación cuando notó que ambos niños estaban haciendo lo que sugirió. Los niños parecían agotados, demasiada emoción y ejercicio por un día, habían estado entrenando desde esta mañana, solo parando para almorzar. No quedaría mucha luz del día, así que era por eso que tenía que irse lo antes posible, Merlín solo sabe qué demonios le iba a decir a todos cuando la trajera de vuelta, y lo haría, el fracaso no era un problema. opción, Merle tenía razón, Luna podía pelear como el infierno, él se negaba a creer que un caminante la derribaría.