Mago de Walking Dead

Capítulo 123

"Despierta, estúpido, tu título ya no significa una mierda". Dijo Harry con una mirada amarga en su rostro mientras la miraba fijamente. Sólo un poco más alto que ella, gracias al abuso de Dursley que frenó su crecimiento, bastardos. Su estúpido título no significaba nada, no lo había hecho durante años.

Deanna se enderezó, con las fosas nasales dilatadas ante el desaire: "¿Cómo te atreves..." la mujer rubia prácticamente tartamudeaba las palabras. Sorprendidos por la forma en que se estaban comportando, y peor aún, nadie había prestado la más mínima atención a sus palabras. Si esto hubiera sucedido en Alejandría, la lucha ya se habría detenido.

"Sigue así y te echaré sin siquiera un arma o comida", le dijo Harry plácidamente, "No voy a escuchar tus tonterías, mi medidor ya está lleno de ellas".

Daryl resopló, encontrándolo cómico, pero se abstuvo de hablar y su mirada se centró en su hermano. No pensó ni por un segundo que alguien podría superar a Merle, era demasiado bueno, especialmente comparado con estos idiotas que no parecían tener ni una pizca de entrenamiento o sentido común. Merle se detendría pronto de todos modos; No fue divertido cuando no se defendieron.

"¡Estás permitiendo que este bruto lastime a un hombre inocente!" Deanna chilló, sonando tan histérica como cuando su hijo estaba en el suelo. "¡No nos gustaría quedarnos aquí contigo ni por toda la comida del mundo!" acariciando su falda, en una especie de intento de calmarse.

Harry la miró impasible, "Audaz de tu parte al asumir que, para empezar, queríamos que estuvieras aquí". Al verla desconcertada, realmente sorprendida por su respuesta. ¿Realmente esperaba que él comenzara a rogarle que mantuviera al grupo aquí? ¿O alguna mierda? ¿Qué tan engañada estaba esta mujer? Qué engañado estaba el grupo.

"¡Papá!" El menor de los dos hijos de Pete gritó al ver a su padre golpeado tan brutalmente por Merle, cuyo rostro y puños estaban ensangrentados.

Sin mencionar el rostro de Pete que era un desastre grotesco, hinchado y ensangrentado. Si mañana pudiera ver con esos ojos, todos se sorprenderían mucho.

El mayor de los hijos de Pete, Ron, simplemente observó la escena con una expresión de satisfacción en su rostro. Sabía, sabía lo que su padre le hizo a su madre. Lo odiaba, odiaba no poder ayudarla y odiaba a todos los demás que simplemente fingían que no estaba sucediendo. Ron acurrucó protectoramente a Sam, su hermano, en sus brazos y lo abrazó. Le impidió ver el baño de sangre, era joven y fueron puros instintos protectores los que llevaron a Ron a hacerlo.

"Merle", gritó Harry, su tono agudo, uno al que su grupo sabía que debía prestar atención. Era la voz de su líder, y hablaba en serio. Mirando al hombre, gimiendo por dentro, la idea de desperdiciar incluso la medicina muggle que tenían en este pedazo de mierda no le sentó bien. "¿Qué provocó eso?" sin dudar ni un segundo, tenía una razón para hacerlo. Siempre había algo que llevaba a Merle al límite, y algo así no había sucedido desde que volvió a estar sobrio hace unos dos años. El tiempo no tenía sentido, sinceramente no se molestaron en llevar la cuenta. El último cumpleaños del que habían seguido la pista fue el decimotercer cumpleaños de Sophia hace mucho tiempo.

"Es un pedazo de mierda abusivo", escupió Merle, apuntando a Pete, pero cuando su mirada volvió al frente y al centro, notó las reacciones: "Los hijos de puta lo sabían, como la presa otra vez". Sólo que esta vez había dos niños inocentes en esta situación que pueden o no ser abusados. Sin embargo, Ed nunca había lastimado a Sophia, Carol había sido lo suficientemente fuerte para garantizarlo.

Harry asintió, sin sorprenderse en lo más mínimo, tenía que ser algo así. "Michonne, Andrea, llévenlos al consultorio médico, Hershel, Severus, Lily, asegúrense de que estén sanos". Hacer que las mujeres lleven a la familia a un lugar seguro las tranquilizaría, o se sentirían tranquilas como probablemente se sentirán en este momento.