IV. Kim Jisoo

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Al día siguiente, o más bien por aquella mañana hermosa y resplandeciente, se encontraba una Jisoo sumamente concentrada observando las hermosas flores del jardín

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Al día siguiente, o más bien por aquella mañana hermosa y resplandeciente, se encontraba una Jisoo sumamente concentrada observando las hermosas flores del jardín. Pues a ella le gustaba mucho los girasoles, aunque le dijesen loca, con una hermosa sonrisa conversaba con los mismos. Era un hábito que lo inculcó desde que tenía ocho años. Tomó uno en mano y aspiró su aroma que tanto anhelaba. Eso hacía que también pueda componer algo, por ello, llevó consigo su guitarra.

Costumbre de levantarse un sábado, pues ni su madre se percató nunca de ello, Rosé salía a correr por las mañanas a los alrededores, y los fines de semana no era la excepción.

—Hoy es un lindo día.

Eso es lo que Jisoo presentía, o al menos quería pensar, ya que empezó con el pie izquierdo con la menor de los Park. Quería aunque sea intentar llevarse bien con ellas, a Lisa parecía no molestarle ya que esta siempre quiso tener otra hermana a la cuál molestar y consentir, eso no quería decir que no amase a Rosé, por supuesto que lo hacía.

Con sus dedos suaves, rozó el instrumento y ya a punto de tocar la primer cuerda de su guitarra, unos pasos acelerados fueron los causantes de que Jisoo logrará llevarse un muy mal susto.

—No sabía que una boba como tú, se despertaría temprano y más un sábado.

Y como era de esperarse, Jisoo bufó por la molesta interrupción de Rosé. Alzó su vista hacía la rubia; mala idea.

—¿Qué haces sin camiseta? ¿Acaso quieres resfriarte?

Rosé se rió un poco, tenía la costumbre de salir a correr solo con su sostén deportivo puesto junto con pantalones también de uso deportivo, salvo en invierno. La rubia se cruzó de brazos.

—Es costumbre, simple.

La pelinegra desvió su mirada hacía su guitarra, digamos que mirar aquel abdomen bien trabajado con aquella cintura perfecta era una causa de nerviosismo puro para Jisoo. De tantas mujeres que había visto así, nunca sintió aquello ni aunque se le acercaran, pero Rosé era una excepción. Sobre todo, cuando se enteró por su madre la cuestión que la rubia y su hermana mayor tenían allí abajo.

—¿Tocas la guitarra?

Digamos que Rosé misma también quería llevarse o tratar de arreglar las cosas con Jisoo, después de todo, dentro de poco serían una familia o un intento de ello, y vamos, juró vengarse y hacerle la vida imposible pero resultó que eso cambió debido a que esa chica quizás hasta podía simpatizarle pero nunca lo admitiría ante nadie. Sin pensarlo, se sentó a su lado. Quitarle la vista a Jisoo no era una opción para ésta, por lo menos eso era lo que Jisoo causaba en ella y eso le parecía extraño.

—M-mi mamá me la compró cuándo era una niña. He tenido clases de guitarra y también de piano, son mis instrumentos favoritos.

—Mhm, y dime... ¿Te has puesto a componer algo? o ¿Tocas por gusto?

Eres la música en mí | Chaesoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora