XV. Una tarde juntas

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Rosé y Jisoo dormían plácidamente

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Rosé y Jisoo dormían plácidamente. Después de haber tenido varias rondas de sexo, necesitaban reponer energías para salir a explorar los alrededores.

—Hola, Chu.

La rubia había sido la primera en despertar, no pudo evitar sonreír al ver a su chica dormir. Era tan perfecta.

Jisoo parpadeó un poco, aún tenía sueño por lo que se acurrucó más al pecho de la mayor, Rosé le acarició su cabello y mejillas.

—Es hora de levantarse, bebé.

—No, diez minutos más mamá. Falta para ir a clases.

—No soy tu madre, Jisoo.

—Claro que sí, sólo mi madre me despierta a las ocho de la mañana.

—Son las dos de la tarde.

Y como si fuese el fin del mundo, Jisoo se despertó de golpe. Rosé se sorprendió de la manera en que su chica miró a todos lados confundida, aunque pocos minutos después comenzó a reírse.

—¡Yah! No te burles— Puchereó cubriendo su cuerpo de nuevo entre las sábanas y recostándose otra vez.

—Te ves tan tierna.

—No...

Rosé destapó el rostro que anteriormente Jisoo cubrió con su almohada, no quería que la viese tan desaliñada.

—Vamos bebé, sé que es tarde pero podemos subir a las colinas antes del atardecer.

—¿Cómo obtener energías si anoche prácticamente se me acabaron las baterías? Además, me duele todo— Se quejó, tocando su espalda baja.

No deseaba sonrojarse de nuevo, ser follada por detrás era un recuerdo bonito pero no cuando la vergüenza ganaba.

—Oh mi pequeña, sé que te dije que no sería tan...

—¿Salvaje?

—Bueno sí, pero es que tu cuerpo y tú no me ayudan a controlar mis instintos— Rosé exageró moviendo las manos de forma divertida.

Jisoo con una risa y sin decirle nada, intentó ponerse de pie e ir a ducharse pero el dolor invadió su cuerpo, probablemente el pensar en comprar una silla de ruedas por internet no era un mal plan. Rosé sonrió con algo de culpabilidad, ver a Jisoo en ese estado también le generaba un tanto de pena.

—De acuerdo, nos quedaremos en cama por hoy. Iré a preparar el desayuno.

—Gracias, Rosie.

Jisoo recostó su cuerpo sobre el suave colchón unos minutos, pudo sentir cómo su cuerpo se relajaba apenas, ya se estaba acostumbrado a esto de follar seguido con Rosé. De todas formas, sintió dolor en su trasero, y como no sentirlo después de lo que Rosé le hizo contra el escritorio, la pared y por último la cama.

Eres la música en mí | Chaesoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora