VII. ¿Celos?

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—¿Jisoo? ¿Hija, me oyes?—, preguntó su madre con preocupación

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—¿Jisoo? ¿Hija, me oyes?—, preguntó su madre con preocupación.

Pues por más que intente hacerla reaccionar, Jisoo desde que bajo de arriba que no emitió palabra alguna. Su madre le chasqueo los dedos varias veces hasta el punto de que pudiese entrar en razón.

—¿Eh? Oh, sí mañana iré con Jennie a la universidad.— respondió sin más.

—Hija, ¿qué sucede? Haz estado rara desde que bajaste de tu habitación.

Y sí, en ese momento Jisoo recién había entrado en razón y a la vez se dio cuenta que dijo cualquier cosa. Pues, desde que escuchó por accidente aquella conversación de Rosé con esa chica que su mente no pensó con claridad. Una sensación de molestia se instaló en su pecho, queriendo saber si ellas eran algo.

Guardó silencio unos momentos antes de volver a hablar con su madre.

—Sí, estoy bien madre. Sólo me distraje con algo es todo.— respondió con una sonrisa nerviosa. —Creo que debo ir al jardín, olvidé algo. No tardo.

Y sin más, salió con rápidez de la cocina para irse al jardín a tomar aire y despejar su mente de lo que sea que le estuviese sucediendo.

Caminó con tranquilidad al saber que por fin el aire fresco de aquella tarde golpeó suavemente su rostro. Aspiró el aroma a rosas y cerró sus ojos unos instantes.

—Parece que encontrarnos varias veces el mismo día, se nos hizo una coincidencia enorme.— Mencionó Rosé detrás de ella, haciendo que Jisoo abriera sus ojos y saltase en su lugar.

No quería encontrarse con la mujer alta, no ahora después de haber escuchado aquella llamada. Permaneció en silencio y sin mirarla. Con el sólo recuerdo de verla sonreír y saber que otra chica era la causante, su corazón se entristecio y el enojo e impotencia invadieron su ser. No sabía que decir o que hacer para evitar comentar una estupidez.

—¿Te comieron la lengua los ratones, Kim Jisoo?— Dijo Rosé en tono burlón y a la vez de preocupación.

—Estoy bien, no debes preocuparte por ello. Sólo quería tomar un poco de aire, es todo.— comentó con frialdad, cosa que le pareció extraño a la rubia.

—Oye, si estás molesta porque no regrese, me disculpo pero me surgió una llamada urge-...—, fue interrumpida por Jisoo.

—Claro, urgente. Típica excusa de alguien que solo busca la oportunidad de irse. Tranquila, lo comprendo.— Comentó con tristeza y enojo. —Después de todo, no te culpo por aburrirte conmigo. Eres libre de hacer lo que quieras, hasta incluso tener que responderle a tu novia. Debías haberme dicho que era eso.— Dijo sin pensar en lo último dicho.

¿Novia? Se preguntó Rosé.

—¿Novia? ¿De qué hablas?

Y ahí fue que Jisoo quiso cortarse la lengua, diablos no midió sus palabras y mencionó lo que no tenía que decir.

—Yo...— sus nervios no le permitieron seguir.

Rosé le sonrió, pues la razón por la que respondió su llamada era porque su amiga de toda la vida queria reunirse con ella mañana. En ese instante supo que Jisoo interpretó todo al revés, ¿acaso estaba celosa?

—Kim Jisoo, ¿estás celosa?— Mencionó al tomarla de los hombros para que la mirase de frente.

Jisoo mantuvo su vista en el suelo, pues la vergüenza le invadió su cuerpo y sus ganas de salir corriendo de nuevo crecieron más.

—¿Por qué no dices nada? ¿Acaso tengo razón?—, mencionó riéndose.

—¡No! No la tienes, ¿por qué debería estar yo celosa de ella? Por supuesto que no, ya quisieras Park Chaeyoung—, gritó aceleradamente.

—Mentir hace que tus días se acorten. Porque mejor no lo admites y ya, además de oír conversaciones ajenas, eres también mentirosa.— rió al mirarla así de molesta, pura ternura.

—No miento, jamás pensaría si quiera en fijarme en alguien tan odiosa como tú.

—¿Odiosa? Tal vez, ¿Guapa? Por supuesto, ¿Inteligente? Eso no se discute. Creo que aquí la única odiosa eres tú, que no quiere admitir sus celos.

—No estoy celosa—, dijo sin mucha credibilidad.

—Claro que lo estás, tu boca puede decir una cosa pero tu mirada y mente dicen otra. ¿Cuál de las dos partes miente?

—Ninguna de las dos miente.— Jisoo admitió queriendo desaparecer de la tierra ahora.

—Entonces admites tus celos.— Sonrió victoriosa.

—Por-

Sin dejar que terminase, Rosé la abrazó con fuerza. Aquello provocó que el corazón de Jisoo latiera rápido y sus ojos se abriesen de par en par.

—Es bueno saberlo...—, pronunció en su oído.

—¿A qué te refieres con eso?—, preguntó con dificultad.

—Creo que es algo obvio pero dejaré que lo descubras por ti misma.— Mencionó antes de separarse de ella e irse hacía dentro con una sonrisa plasmada en su rostro.

Pues, quizás ese juego de los celos, haría que su relación fuese más entretenida. Jisoo, hizo que su mundo aburrido se volviese interesante. Por alguna extraña razón, le gustaba que sintiera eso. Park jugaría bien sus cartas.

Por su parte Jisoo, quedó en silencio y en shock. No entendió lo que Rosé quiso decirle con ese abrazo ni esas palabras pero tampoco debía pensarlo demasiado ya que tenía sus teorías.

Ella haría lo mismo, si Rosé quería provocarla entonces ella también lo haría y por ello sonrió mientras observó de nuevo hacía el cielo.

Pudo comprobar lo mucho que Park le provocaba dentro y fuera de ella, aún era muy temprano para admitirlo pero poco a poco iría confirmando lo que a su vez sentía por ella. Admitiría aquello cuándo estuviese segura de que ella podía provocar lo mismo en Rosé.

Volvió a adentrarse a la casa, y así dándose cuenta de lo estúpida que se vió al hacerle una escena de novia celosa a su "supuesta hermanastra", porque Jisoo desde un principio adivino de que no podría mirar a esa mujer de esa manera

Se dirigió hacía la cocina en dónde su madre junto a Lisa mantenían una conversación amistosa. Jisoo se abstuvo a interrumpir por lo que siguió de largo y subió a su habitación. En su camino tarareo la dulce melodía que había compuesto hacía unas horas. Y que Rosé al escucharla, le hizo saber de inmediato lo mucho que le gustó, ojalá se lo hubiese dicho a ella. Sólo era cuestión de tiempo, eso quería creer Jisoo.

 Sólo era cuestión de tiempo, eso quería creer Jisoo

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