XII. Invitación

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—¡Oh, Chaeyoung!— Jisoo jadeó con sus labios abiertos y pegados a los de Rosé

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—¡Oh, Chaeyoung!— Jisoo jadeó con sus labios abiertos y pegados a los de Rosé.

Después de haberse encerrado en la habitación de Park, Jisoo se encontraba siendo embestida por Rosé bajó la lluvia de la ducha. Llevaban más de una hora y media teniendo relaciones en el baño, evitando que sus gemidos se escucharan en el pasillo.

—Ro-Rosie-...— Susurró Jisoo entrecortada. —E-estoy por venir— Se mordió sus labios tratando de contener un grito mientras clavaba sus uñas en la espalda de la rubia.

—Te oyes tan sensual, Soo.

Unas cuantas embestidas fuertes y rápidas, y Jisoo llegó a su orgasmo sintiendo su cuerpo temblar por la sensación. Rosé por su parte continuó moviéndose de raciocinio, buscando su propio orgasmo

—Rosie— Gimió una vez más la azabache. —... más rápido... v-ve más rápido por favor.

La rubia gruñó. —Te sientes tan bien.

Y no mentía, sentía como las paredes vaginales de la menor apretaban su miembro haciéndola delirar del placer. En ello cerró con fuerza sus ojos al punto de venirse dentro de Jisoo, a la par que la azabache sentía una ola de placer recorrerla una vez más y sentía su cuerpo como gelatina.

—No me cansaría nunca de hacerte mía, Soo.

Jisoo se encontraba con su respiración agitada, Rosé embistió unas cuántas veces más antes de que la menor la frenara sintiendo su hipersensibilidad, la rubia obedeció, retirándose del interior de Jisoo.

Rosé cambió la dirección del agua, permitiendo que se llenara la bañera, sentándose con una Jisoo agotada.

Después de bañar a la menor, y bañarse a ella misma, alzó a Jisoo por los muslos para pararse en la alfombra del baño. Dejó a la azabache en la mesada de la bacha y abrió las piernas contrarias para terminar de quitar cualquier fluido sobrante.

La rubia agarró un par de toallas para terminar de secarla. Jisoo se dejó hacer hasta que decidió que sus piernas se encontraban lo suficientemente fuertes para poder sostenerse por sí sola, pero cuando se paró, sus piernas flaquearon al sentir el piso, apenas pudiendo mantenerse estable.

Rosé apoyó sus manos en la cadera de Jisoo, ayudando a su chica a mantenerse de pie, y la azabache apoyó sus manos en los hombros contrarios. Rosé se rió divertida mientras Jisoo le regalaba una mirada de advertencia para que no comentara.

Ambas además de estar cansadas por tal satisfacción, se observaron a los ojos, juntando sus frentes.

—¿Dormirás conmigo esta noche?— Preguntó, acariciando con sus dedos las caderas de la menor.

—Depende... ¿Tú quieres que me quede?— Jisoo respondió sonriente.

—Esa pregunta me ofende mucho, Kim Jisoo. Por supuesto que quiero dormir contigo.

Eres la música en mí | Chaesoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora