𝗖𝗦» Para amar hace falta un pequeño toque de inspiración. Jisoo le hará saber a Rosé que no todo lo que ve es oscuro, y con ello la música será el arco que unirá a estas dos jóvenes para ser libres de sentir y ser.
→ 𝐃𝐚𝐭𝐨𝐬;
❀; |Mención de: Na...
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Cinco años después...
—Hana ven aquí.
—No, hasta que me dejes comer mis galletas favoritas.
Rosé rodó sus ojos con aburrimiento, siempre que podía su pequeña le hacía algún que otro berrinche.
Nada parecido a ella..., bueno sí porque también recordaba cómo le suplicaba a su madre y le peleaba a su hermana mayor por conseguir lo que quería.
Jisoo desde el marco de la puerta trasera, observaba con ternura la pelea entre su esposa e hija, no iba a dudar que también le divertía ver a Rosé correr tras la pequeña de cinco añitos.
—¡Mami! Mamá no quiere que coma galletas, dile algo.
Hana corrió a los brazos de Jisoo, esperando que ella pudiese hacer algo al respecto. Rosé detrás de la pequeña, también observó a su esposa con ojos de cachorrita, suplicando que alguna vez esté de su lado.
—¿Por qué no quiere que comas galletas?
—Dice que me va a doler el estómago y me saldrán caries.
Hana señaló su estómago y su boquita en forma de piquito.
—Pequeña, tu mamá solo te quiere cuidar. Además has comido mucho hoy.
—P-pero...
—Hana, ve a darte un baño que tus tíos y abuelos deben estar por llegar. Yo hablaré con tu madre unos momentos, ¿de acuerdo?
La pequeña azabache asintió de mala gana, Jisoo le sonrió y acarició el cabello suavemente. Poniéndose de cuclillas frente a su hija, le susurró algo al oído que alegró a Hana.
—Luego preparé más galletas.
Y sin más la niña salió corriendo adentro con felicidad, Jisoo lo siguió con la mirada sin olvidarse de que su esposa la observaba con curiosidad.
—Si piensas prepararle más galletas, olvídalo.
—No seas aguafiestas, también las preparé para tí. O acaso... ¿Me vas a negar que no quieres?
—Sabes que todo lo que venga de tí, sobre todo si es comida, siempre lo voy a querer pero es que...
Jisoo sonrió tiernamente, ubicando sus manos en las mejillas de Rosé. La más alta acarició las mismas con las suyas.
—Entiendo que la quieras cuidar y ser una buena madre para ella. Créeme que Hana lo sabe bien y aprecia que la cuides. Tranquila, ¿sí?
Rosé sólo se dejó ser y cerró sus ojos unos momentos sintiendo las manos suaves de su esposa, ella le transmitía tranquilidad y la ayudaba a relajarse de todo.
Jisoo se colocó de puntillas y así mismo, besó los labios de su mujer.
La más alta colocó sus manos en la cintura de Jisoo, sin ejercer presión ni fuerza ya que su esposa estaba embarazada de seis meses. Hana tendría que cuidar a su hermanito que venía en camino.