La Gente Muerta No Se Queda Muerta

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Hace unas horas atras:

Sentí que la respiración de kane se cortaba al mismo tiempo en que la mujer se sacaba la capucha.

Era... Era... La mujer de mi sueño...

–Ayala...–dije sin aliento

–Madre...

                                  .༆ .

Sí, leíste bien. M. A. D. R. E

Mi cabeza enserio que explotó esta vez.

Me muero.

En fin...

Kane a mi lado, apenas podía respirar.

Ayala.

Era Ayala, la madre de kane.

Era igual a él.

Tenia la piel moderadamente pálida, el cabello castaño y los ojos grices. La misma expresión comprensiva y analítica: como si pudiera ver tu alma.

–que... No... Como....

Kane restrosedia como si estuviera viendo un fantasma, aunque en parte, lo estaba viendo.

Una expresión fugaz de melancolía apareció en la mirada de aquella mujer.

–los estaba esperando –nos dijo, pero sólo miraba a Kane –Noah... Yo... –carraspeo –es mejor que hablemos adentro.

Dio unos pasos hacia Kane, al ver que el retrocedía se detuvo en seco. Hizo una mueca y cambió de dirección, está vez hacia Ulrich.

–Gracias por traerlos –dijo poniendo sus manos en un triangulo al frente de su pecho y bajando la cabeza.

–no hay de que mi señora.

¿Mi señora?

Ella era su "señora".

–vengan, siganme –dijo lanzandome una mirada fugaz.

No me moví, aunque mi cabeza explotaba de curiosidad, no podía dejar a Kane.

Su expresión había cambiado rotundamente a una especie de odio.

Con cuidado le pose una mano en su hombro, al delicado tacto de mi piel se estremeció y se apartó. No pude evitar sentirme ofendida.

–¿que hacemos? –le dije en un susurro.

Antes de que Kane pudiese responder, su madre respondió desde la puerta de la cabaña.

–no pueden hacer nada –dijo con desdén –a menos... Que quieran dejar a sus amigos aquí. No creo que tu noble corazón permita eso hijo mío.

Los puños de "su hijo" estaban cerrados, como si quisiera golpear algo, o a alguien. No respondió, sólo bajó la cabeza mientras sus nudillos iban perdiendo el color.

Pero aún así no discutió.

Ayala sonrió triunfante.

–perfecto, entren –dijo haciendose a un lado el la puerta para dejarnos pasar.

Kane me miró, sus ojos estaban enrojecidos, pero aún así capte el mensaje "vamos, pero no te fíes". Asentí.

Di el primer paso por la hierva lechosa, dirijiendome a la mujer Encapuchada que nos esperaba en el margen de la casa.

Una vez llegue a su lado me observo detenidamente antes de dejarme pasar.

–eres diferente a lo que me imaginaba.

La Quinta Gema Del Infierno I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora