Martina
Cuando despierto, sigo recostada en el sofá del balcón, pero ahora me encuentro sola.
El sol está en lo alto del cielo, quizás debe ser medio día o más.
Entro al departamento, y no hay rastro de Axel ni de Isaac, ni Aaron. Entro en mi habitación y las chicas tampoco están.
Todos se han ido. Estoy completamente sola.
¿Cómo diablos todo el mundo se fue y nadie me despertó?
A pesar de que no estoy con resaca, me tomo unos analgésicos por si acaso y me meto a la ducha para despejarme.
Tengo calor y la cara un poco enrojecida. Dormir en el balcón con el sol en tu cara no fue una buena idea.
Maldigo a Axel por no despertarme y dejarme a merced de una insolación.
El recuerdo de la conversación que tuvimos hace unas horas me golpea de pronto. No puede ser que haya sido hace unas horas donde prácticamente me había echado encima y él me había rechazado.
No. No debía pensar así. Él no me había rechazado. Había sido bastante cuerdo para hacerme notar que podría ser una mala idea, por muchas ganas que tuviéramos ambos de hacerlo.
Quizás debía seguir mi propio consejo y empezar a construir nuevas oportunidades desde ahora.
Me visto con unos pantalones cortos negros y una camiseta suelta, salgo de mi habitación y miro a mi alrededor.
El departamento está hecho un desastre, botellas de cerveza y alcohol están repartidos por todo el salón y la cocina, entre otras cosas.
Bueno, quizás antes de construir nuevas oportunidades deba limpiar mi departamento.
Empiezo por buscar mi celular, no recuerdo la última vez que lo tuve y temo haberlo perdido en la terraza.
Empiezo a recoger algunas botellas de cerveza mientras busco mi celular, tratando de hacer memoria cuando fue la última vez que lo tuve en mis manos.
Después de un par de minutos, mi celular aparece entre los dos cojines del sofá grande donde había estado con Axel antes de irnos hasta el balcón. Tiene muy poca batería, pero mis sentidos se encienden cuando veo 10 llamadas perdidas de mi hermano.
10 llamadas.
Él nunca es tan exagerado, algo debió haber pasado.
Le devuelvo el llamado, mis manos tiemblan pensando lo peor.
Quizás a mi madre le paso algo, hubo algún accidente, o quizás él esta grave en la clínica o algo así.
El timbre de mi casa suena y yo voy de manera distraída a abrir sin quitar el celular de mi oído que salta al buzón de voz.
Abro la puerta y mi corazón da un vuelco cuando veo que es Benjamín quien está afuera, con sus ojos rojos.
Sin perder tiempo se abalanza contra mí y me envuelve en sus brazos y se larga a llorar. Suelta un gran bolso que trae en sus manos, que cae con un sonoro golpe en el suelo.
—Ben... ¿Qué...? — pregunto. Pero él me abraza con más fuerza y sigue llorando durante unos minutos.
No sé cómo, logro cerrar la puerta con el pie y llevar a mi hermano hasta el sofá.
Mi corazón sigue latiendo demasiado rápido de angustia. Necesito que me aclare que mi madre está bien, que todos están bien.
—Ben... mírame — digo tomándole su cara y mirándolo a los ojos — ¿nuestra madre está bien? ¿todos están bien?
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21.- Enamorarse otra vez © [Libro 1 Bilogía 21 meses]
Novela JuvenilLa vida de Martina Fares da un vuelco cuando se queda soltera después de 7 años de relación. Soltera a los 22, lejos de su familia y sin saber cómo tomar las riendas de su vida, escribe una lista con 21 propósitos que cumplir antes de volver a enam...