Capítulo 25 Fuerza de voluntad

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Axel

Llegamos al edificio y Martina ya se ha quedado dormida otra vez.

Lo suficiente como para no despertar, a pesar del forcejeo que hacemos entre Adriana y yo para sacarla del auto y cargarla en mis brazos.

Mi testaruda amiga se encarga de cerrar el auto, llamar al ascensor y abrir la puerta del departamento de Martina.

Ahora que lo pienso, sin su ayuda toda esta tarea hubiese sido imposible.

—Gracias — digo cuando entramos al departamento —Sin ti, todo esto hubiese sido mucho más difícil.

Ella solo me da una mirada de compresión.

Llevo a Martina hasta su cama y Adriana se encarga de sacarle la ropa y ponerle algo más cómodo.

Yo espero en el sofá cuando ella sale y se sienta a mi lado, derrotada.

—Ya está a salvo — suspira al fin — yo la vigilaré, puedes irte a dormir si quieres.

—¿Irme a dormir? — pregunto, desconcertado — ¿crees que podré dormir tranquilo esta noche? Ni hablar, yo no me muevo de su lado.

—Nada de eso — dice ella, terca como siempre — tú te vas.

—¿Por qué insistes...?

—¡Es mi amiga!

—¡Mía también!

—¡No es lo mismo!

—¿¡Por qué no!?

—Porque eres homb...

Se calla en el último momento al ver mi rostro desfigurarse cuando adivino sus palabras.

—¿Cómo te atreves a creer que sería capaz de hacerle algo después de todo por lo que pasó?

Adriana desvía la mirada avergonzada.

—¡Responde! — insisto.

—No lo entiendes...

—¡Claro que no lo entiendo!

—Ella no recordará nada de lo que pase esta noche. Simplemente no puedo irme y dejarla...

—¿Conmigo? — finalizo por ella con una sonrisa irónica — ¿en serio? Después de que te pasaste todo el verano haciendo de cupido.

—Es diferente.

—¿Por qué?

—Está drogada y no es consciente de lo que hace. No recordará nada de esto mañana ¿crees que podrías resistirte si ella decide querer besarte o sacarse la ropa?

—¡Por supuesto que sí! No puedo creer que pienses eso de mí.

—No pienso eso de ti, lo pienso de todos.

Nos quedamos en silencio.

La observo detenidamente. Esta cruzada de brazos evidentemente protegiéndose a sí misma. No solo esta furiosa, también esta asustada.

Me sostiene la mirada y aprieta sus labios en una línea.

Estoy demasiado furioso para tratar de entender su actitud, pero me pongo en su lugar. No me conoce lo suficiente, para ella solo soy un mujeriego más, esa siempre ha sido su versión de mí.

—Está bien, no te discutiré, quédate con ella, duerme en su cama, pero no me pidas que me separe de ella, al menos no esta noche.

Me examina con su mirada y cede con un asentimiento de cabeza.

21.- Enamorarse otra vez © [Libro 1 Bilogía 21 meses]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora