Las ventas del negocio tomaron un gran pico con la cercanía de ventiscas en toda la ciudad que se volvían cada día más y más frías. Todo tipo de tiendas y restaurantes experimentaron aumentos descomunales en sus ventas debido a los clientes que realizaban compras por las Navidades acercándose o personas que simplemente se sentían desesperadas por refugiarse dentro de un lugar cálido. Esto también pasaba con El Rugido del Rey y El Bull Pen.
Era difícil resistirse a la cómoda calidez de una cafetería cuando afuera había una tormenta de heladas ventiscas soplando, ¿y por qué no aprovechar la oportunidad de refugiarse comprando un regalo de broma o un regalo íntimo para la pareja de uno? Esta estrategia había estado funcionando bien durante las temporadas de invierno desde algún tiempo atrás.
Miyuki observaba con una sonrisa placentera en sus labios a la vez que los clientes entraban y salían de las tiendas. Ya había tenido que ordenar varias veces más surtido de inventarios, en especial para las tarjetas de regalo y los regalos de broma. Estos eran particularmente populares entre jóvenes revoltosos quienes se escabullían dentro, siendo claramente demasiado jóvenes como para estar allí, pero Miyuki simplemente volteaba los ojos y los dejaba hurgar en la tienda. Le entretenía verlos reírse de la lencería y los juguetes sexuales, y algunas veces cuando Miyuki tenía ganas de comportarse particularmente sádico, les preguntaría si querían alguna recomendación.
Las expresiones en sus rostros siempre eran lo mejor.
Pero no quería ahuyentar a sus clientes por ahora. Se mantenía concentrado más bien en escribir otro e-mail a sus editores. Su última novela había sido entregada justo al ras de la fecha límite (la cual sí, había sido extendida de nuevo) y él sabía que le había ocasionado una gran cantidad de estrés al equipo de publicación. Miyuki no era alguien que usualmente se tardaría tanto, pero realmente había estado atorado.
Hasta que Sawamura le había ayudado con tanta calidez y sin saberlo. En serio, ¿por qué a Miyuki no se le había ocurrido antes proyectar sus fantasías en sus personajes? Notó una dolorosa cantidad de paralelos con su propia experiencia reciente después de haber leído su historia en particular y decidió que... bueno, no le hacía daño a nadie mientras sus nombres permanecieran fuera de la luz.
Miyuki no se había dado cuenta de que había dejado de escribir y de que miraba hacia el café hasta que alguien bloqueó su visión de Sawamura. Entornó ligeramente sus ojos, solo un poco molesto de que una persona alta hubiese decidido plantarse justo frente a él y demonios, ¿por qué parecía volverse más y más grande? Miyuki intentaba mirar a la persona más hermosa que había visto antes. Muchas gracias por nada.
Miyuki se percató repentinamente de que la persona alta se acercaba a él. Abrió los ojos grandes una vez que alzó la mirada y vio el rostro de la persona: era Fruya, quien ahora se encontraba de pie frente a la entrada del Bull Pen luciendo ligeramente decepcionado y sonrojado mientras paseaba su mirada en el lugar.
―Ah, Furuya... ― Miyuki dejó que las palabras se murieran en su garganta, preguntándose qué demonios hacía él allí. Bajó la mirada y vio una bandeja en las manos de Furuya que tenía un pequeño y limpio plato redondo con una taza de café encima. Humo salía de la superficie del te, y una vez que se acercó, Miyuki notó que olía como fino humo grisáceo con leche condensada en su superficie. Junto al se te encontraba una galleta con chispas de chocolate visiblemente derretidas incrustadas en su interior.
La boca de Miyuki se hizo agua prácticamente. Todo lucía delicioso. Luego miró la hora y se percató de que eran las dos en punto, así que se giró a Furuya y le sonrió.
―¿Así que eso es para mí?
Furuya asintió una vez con la frente en alto y los hombros tensos. A Miyuki le pareció lindo el que había estado claramente entusiasmado de que le halagar por recordar que era la hora del día favorita de Miyuki para tener su té y un bocadillo.
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Jackpot
Fanfiction― ¿Sabes? ¡Estoy casi totalmente convencido de que ha sido idea de Miyuki Kazuya poner una maldita tienda sexual dentro de una cafetería perfectamente normal! ―Sawamura alzó sus manos al aire, exageradamente. ― Si no fuera por ese lugar, ¡No estaría...