23.

87 6 1
                                    

 Era casi demasiado bueno para ser verdad, pero cada vez que Miyuki intentaba despertarse de este sueño, éste nunca terminaba. Sawamura era real.

♦♦♦

Miyuki estaba casi seguro de que nunca había visto un espectáculo más lascivo que el de Sawamura Eijun justo después de ser follado. Se le puso dura de nuevo casi de inmediato después de mirar a Sawamura mientras la sacaba: el pequeño gemido que debaja escapar de sus labios hinchados, la forma en que retorcía sus piernas y las separaba aún más, cómo su pecho subía y bajaba con respiraciones agitadas, atrayendo a Miyuki con esos pezones adorablemente tiernos. Y por no hablar de su polla adorablemente gastada, todavía sonrojada y sacudiéndose ligeramente, la cual se dejaba caer sobre su vientre, cubierto de la sustancia brillante de su liberación.

La mejor recompensa de todas fue admirar el agujero de Sawamura, todavía estirado y rojo, con el semen goteando sobre la cama y haciendo que Sawamura se estremeciera por la sensación de humedad y goteo. Miyuki se lamió lentamente los labios, tentado de inclinarse y lamerlo hasta dejarlo limpio, pero decidió que haría eso otro día. Esta noche había sido un montón de primeras veces para Sawamura, por lo que no quería volver a agitar a Sawamura. Estaba seguro de que Sawamura también se encontraba hipersensible a estas alturas; tal vez apretar sus botones fuera divertido en otra ocasión, cuando Sawamura tuviera un poco más de experiencia.

Miyuki comenzó por coger unos pañuelos de su mesita de noche y limpiando suavemente la suciedad que había quedado en la piel de Sawamura. Sólo se lavaría con agua lo que se había secado, así que Miyuki hizo todo lo posible y tiró los pañuelos sucios a su papelera. Luego se arrastro hasta estar tumbado en la cama junto a Sawamura, mostrándole una sonrisa antes de acercarlo para darle un abrazo.

Se quedaron tumbados juntos sólo así, por un momento. Miyuki le acarició ligeramente la espalda, recorriendo con sus dedos y sin pensar, su columna vertebral, haciendo que Sawamura bajara del subidón de su orgasmo con el movimiento relajante y repetitivo. Tocar su piel ligeramente también ayudó a Miyuki a calmarse, y los restos de excitación que quedaban en sus entrañas se desvanecieron, convirtiéndose en una calidez más cómoda y saciada.

─¿Qué te gustaría ahora mismo?─ preguntó Miyuki finalmente, con la voz baja y ronca por la somnolencia. Ya estaba peinando el cabello de Sawamura con los dedos a estas alturas, pellizcando un mechón entre sus dedos y frotando las sedosas hebras antes de volver a acariciar su cabeza. Sawamura sólo tarareaba cansado, así que a Miyuki se le ocurrió enumerar algunas posibilidades. ─¿Agua? ¿Un bocadillo? Tengo patatas fritas, Goldfish, galletas saladas... A menos que quieras algo dulce, debo tener algunas galletas con chispas de chocolate... o si no quieres agua para beber, tengo zumo de naranja, leche, limonada, tal vez algunas bebidas deportivas. ¿A menos que sólo quieras ducharte?

Sawamura se acurrucó en su pecho, frotándose contra sus pectorales con una pequeña sonrisa antes de suspirar con fuerza. Fue un suspiro de satisfacción mientras se apoyaba en el pecho flexible de Miyuki. ─Hmmm... leche caliente y galletas.

Miyuki soltó una carcajada mientras le revolvía el cabello a Sawamura ─¿Leche caliente? Eres como un niño pequeño. ¿Quieres que te preste un pijama y ropa interior limpia? Mi talla aún debería servirte.

─Mmmhm─ tarareó Sawamura mientras asentía y cerraba los ojos. Miyuki juró que las puntas de los oídos de Sawamura se pusieron rojas mientras decía suavemente ─: Una camiseta y tu ropa interior... por favor.

'Tan lindo'... Miyuki no pudo evitar dibujar una sonrisa en sus labios mientras su corazón revoloteaba en su pecho. ─Enseguida.

Se apartó lentamente de los brazos de Sawamura, sabiendo que tendría que lidiar con ese precioso puchero y sus pequeños gemidos de indignación, pero era por su propio bien. Miyuki le dio una palmadita en la cabeza y le alborotó el cabello juguetonamente. El calor floreció en su pecho mientras mantenía su mano allí un momento más y permitía que Sawamura se restregara contra su palma.

JackpotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora