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<<Inhala, exhala... justo como dijo Haruichi.>>

Sawamura caminó por la calle tiesamente, prácticamente arrastrando los pies mientras mantenía los ojos pegados al letrero en la ventana del café que rezaba el Bull Pen. No podía creer que realmente fuera a hacer esto, frunció el ceño tercamente mientras entraba con cautela en el café. Éste se encontraba vacío, las luces habían sido atenuadas y claramente no había a dónde más ir a excepción de... ese lugar.

La cortina que usualmente protegía la entrada al Bull Pen había sido completamente jalada a un costado, dándole la bienvenida a todas las almas desafortunadas que estarían allí esa noche. Aunque tal vez Sawamura fuera la única alma desafortunada, ya que todos los demás que se encontraban dentro sonaban como si estuvieran en una reunión familiar.

Sawamura miró alrededor con nerviosismo mientras entraba, intentando no quedarse viendo demasiado a los consoladores que se mantenían de pie con orgullo en sus propios estantes, o los pósteres vintage de mujeres semi desnudas con slogans sugestivos. El público se encontraba concentrado alrededor de y entre filas de sillas desplegables, las cuales se encontraban mirando a la parte trasera de la tienda.

¡Y como si de por sí no fuera suficientemente raro... todo el equipo del viernes estaba allí!

Sawamura se congeló en su lugar, mirando boquiabierto y con incredulidad mientras algunos rostros se volteaban a verlo. ―Ah, es Sawamura - kun― comentó Yuki, el estudiante avanzado de Seido al cual Sawamura recordaba haber conocido algunas noches antes. ―Es bueno verte aquí.

<< ¡¿Lo es?! >> pensó Sawamura con exasperación. Como si no pudiese volverse incluso más raro todo... allí, de pie junto a Kuramochi, estaba nada más ni nada menos que el hermano mayor de Haruichi.

― ¡Onii-san! ― gritó Sawamura, señalando acusatoriamente directo a Ryo. ―¡N-no me digas que también te gusta este tipo de cosas!

― ¿Por qué más estaría aquí? ― replicó Ryo sutilmente, sonriendo orgullosamente. Colocó una mano sobre su cadera y añadió ―Por supuesto que iba a apoyar a mi pareja en el trabajo.

― ¡¿Pareja?! ― Sawamura soltó boquiabierto, con el corazón repentinamente encogiéndosele en el pecho. << ¡No me digas que Onii-san y Miyuki son...!>>

Aunque Kuramochi deslizó su brazo alrededor de la cintura de Ryo y le sonrió ampliamente a Sawamura antes de que su mente pudiera generar cualquier conclusión ridícula. ― ¡Kyaha! ¡No te hagas ideas extrañas! Hemos estado juntos por varios años. ¿No lo sabías?

―Me sorprende que mi hermano nunca haya hablado sobre él en una conversación― murmuró Ryo inclinando su cabeza. Después de un momento, le restó importancia con una sonrisa mientras declaraba: ― Bueno, puede ser que lo haya hecho, pero conociendo a Eijun... probablemente él solo lo haya olvidado.

Sawamura se estaba preparando para replicar, cuando entonces una mano familiar se situó en su espalda baja, haciéndolo congelarse en su lugar. Su corazón dio un vuelvo mientras miraba a un lado, encontrándose con los encantadores ojos color café umbral de Miyuki. La atención de Sawamura rápidamente cayó en el vaso de champaña que le era ofrecido.

―Es parte del evento ― dijo Miyuki, y entonces Sawamura extendió una mano con cautela, tomando el vaso del agarre de Miyuki. El pulgar de él trazó ligeramente una línea por encima de la espina de Sawamura antes de que lo soltara y dijera―: Toma tanto como gustes.

― ¿P-por qué me tomas? ¿Un alcohólico? ― se defendió Sawamura, su rostro ardiendo en llamas por la intimidad del toque. Esperaba que por lo menos luciera como irritación para los otros, pero a pesar de su terco ceño fruncido, todos los demás que no se encontraban en una conversación simplemente sonrieron o se rieron como respuesta. Miyuki enarcó traviesamente una ceja antes de girarse, dirigiéndose a saludar a una pareja que acababa de entrar en la tienda.

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