―Hah, mierda...
La mano de Sawamura estaba temblando. Sus muslos se estremecían y abría más las rodillas mientras presionaba el botón de su vibrador para que se detuviera. Tenía que tomar un descanso de las sensaciones o de lo contrario, se vendría justo después de haber deslizado la maldita cosa dentro. Apretó los dientes juntos, alzando el pecho con una respiración profunda y laboriosa.
Casi era la una de la mañana por ahora, pero a Sawamura no le importaba. No podía dormir. No después de que Miyuki lo hubiera acorralado de esa forma, lo hubiera besado hasta dejarlo sin aliento y le hubiese dicho que era hermoso. El recuerdo de su voz, sonando tan suave y coqueto mientras declaraba ser un dominante hizo que Sawamura se calentara frenéticamente, y que no fuera capaz de pensar en nada más aparte de Miyuki, Miyuki, Miyuki.
Sawamura se mordió su labio inferior, sollozando suavemente mientras metía más adentro el vibrador. Estaba apagado por el momento mientras se acostumbraba a la sensación de jaleo. Un escalofrío de deleite se esparció por su espina al mismo tiempo que la sensación de ser llenado ardía en lo profundo de sus entrañas. La figura de esta cosa era increíble. Estaba curveada justo de la forma perfecta en la cual pudiera estar enterrada contra su próstata. Empujando un poco más estaría presionada por completo contra su punto más sensible. Y esto añadido con las vibraciones encendidas sería demasiado.
Pero Sawamura tenía una dependencia a la sensación. Sólo la había experimentado por un momento la primera y última vez que había usado el vibrador. Pero ahora realmente quería dejarse llevar por la sensación exhilarante que removía lo más profundo de sus entrañas para poder ver, por lo menos, cuanto podía aguantar antes de perder el control por completo.
Si tan solo Miyuki controlara el juguete, presionara el botón y dijera cuándo podría venirse Sawamura. Desde hace varias noches de la lectura erótica, el recuerdo de Miyuki concediéndole finalmente permiso para venirse había abarcado la mente de Sawamura de la mejor manera posible. Desde entonces, cada vez que se venía, no había sido nada en comparación con cuando Miyuki había apretado en un puño su cabello, metiendo su lengua en lo profundo de su boca, tomando la mano de Sawamura en la suya mientras lo empujaba hacia el borde.
El recordar aquellas palabras tentó a Sawamura a frotarse con fuerza contra las sábanas y correrse justo en ese momento. Pero, optó por mantener sus caderas alzadas en vez, soltando bocanadas de aire inestables. Se concentró en recuperar el aliento y mantenerse a sí mismo bajo control, pero su pene temblaba demasiado que sabía que no debía ―y no podía― esperar más.
Sawamura finalmente encendió las vibraciones de nuevo... y suspiró.
―¡AAAAH, HAH! Mi....― la maldición de Sawamura se entrecortó mientras enterraba su rostro en la almohada, intentando callarse al mismo tiempo que la deliciosa sensación de la vibración entumecía su espina. Sin embargo, no podría aguantar así demasiado. Entonces giró su rostro a un lado para soltar un airoso suspiro. Mierda. Se sentía tan bien. Sus pestañas revolotearon mientras enrollaba sus caderas contra el juguete. Suspiró gentilmente al mismo tiempo que el líquido de su deseo se acumulaba brillante sobre la cabeza de su pene enrojecido. Generó una perfecta gota parecida al rocío matutino antes de caer sobre su cama y los nudillos de Sawamura se tornaron blancos por la cantidad de fuerza con la cual había estado aferrándose a sus sábanas para abstenerse de tocarse.
Esta vez quería venirse simplemente por las sensaciones del vibrador, y por como marchaban las cosas, no tendría problemas en completar esta pequeña meta. Sawamura sintió el calor ardiendo en su interior, cubriendo como un oleaje su cuerpo, haciéndolo jadear y suspirar entrecortadamente. Ni siquiera había puesto el juguete en la modalidad más alta, mucho menos en la que hacía que el juguete rotara por su cuenta. Estaba seguro de que explotaría al segundo de hacer que el utensilio vibrara con más rapidez.
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Jackpot
Fanfiction― ¿Sabes? ¡Estoy casi totalmente convencido de que ha sido idea de Miyuki Kazuya poner una maldita tienda sexual dentro de una cafetería perfectamente normal! ―Sawamura alzó sus manos al aire, exageradamente. ― Si no fuera por ese lugar, ¡No estaría...