EIGHTEEN

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Felix volvía a su casa tranquilo mientras caminaba por las desoladas calles a plena noche. No era tan tarde, las 21:47 de la noche. Evitaba las calles habitadas de autos yendo y viniendo, semáforos creando largas colas de autos esperando a pasar y la gente que caminaba y empujaba al resto.

Llegó hasta una parada con un letrero de los móviles que pasaban por esa parada y se sentó a esperar allí. Estuvo quince minutos esperando y en ese lapso de tiempo se dedicó a admirar esa bella pulsera que le regaló su novio.

Amaba decir aquella palabra, más con el significado detrás de ella. El chico que odiaba una banda se terminó haciendo el novio de uno de sus integrantes. Se sentía como en una película.
Sonrió apenas y se tiró hacia atrás hasta que llegara el autobus.

Una vez llegó, lo paró y entró. Pagó el pasaje y se sentó donde siempre, atrás en el fondo en un asiento individual. Como de costumbre, se colocó sus audífonos y empezó a escuchar su música favorita, esta vez con canciones de 3racha incluídas.

Llegó a su casa unos cuantos minutos después y abrió la puerta con sus llaves. Le sorprendía que su padre aun no haya llegado, hace una hora habría salido del trabajo. No era que lo quería con él en su casa pero si llegaba a preocuparse cuando llegaba más tarde.

Lo dejó pasar, no era la primera vez que llegaba tarde ni tampoco sería la última al parecer.

Fue al patio a darle de comer a Max y juntó sus cosas del suelo. Le tendió su cama en su casita de madera y corroboró que no pasara frío. Tristemente esa noche no podía dormir con él en su cuarto.
Le dejó el plato de comida y otro de agua, un juguete para que mordiera y cerró apenas la puertita del patio interno, dejando una abertura para que salga al patio abierto cuando lo necesitara.

Entró a la casa y se fue a bañar. Buscó entre sus cosas un pijama, es decir, ropa vieja y arruinada para dormir. Agarró una vieja camisa negra desgastada con un logo de una banda todo cortado y salido, un pantalón viejo con agujeros color gris pálido y su ropa interior.

Mientras juntaba las cosas que dejó en el borde de su cama, miró la delicada pulsera y la quitó con suavidad. No podía mojarla o se le arruinaría. La dejó en su mesita de luz y apagó la luz para irse al baño.

Se bañó en diez minutos, se vistió y se puso su perfume favorito. Luego bajó a la cocina a buscar algo de comer y su computadora.
Encontró en la alacena un paquete de papas fritas y se lo llevó junto con un vaso de agua. Volvió a subir las escaleras y se metió a su cuarto.

Abrió el paquete en lo que la computadora se prendía. Metió una papa a su boca y miró su teléfono. De casualidad, vio que Seo cambió su foto de perfil a una de su brazo con la pulsera compartida con él. Eso le hizo sonreír inconscientemente.

Esperó a que la computadora terminara de cargar para ingresar a YouTube y terminar de ver los videos que estaba viendo en la tarde.

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22:45 pm

—¿Tienes tu pasaporte?— preguntó el mayor mientras terminaba de juntar su ropa.

—Si.— respondió Han mientras metía sus cosas dentro de su maleta.

Seo apareció por la puerta y fue enfocado por la cámara. Se sentó a un costado de la cama mientras veía como el menor del grupo solo metía las cosas hecha un desastre.

—Bin, ¿Tienes el pasaporte?— le preguntó también a él. Changbin asintió lentamente mientras bostezaba.

Los chicos siguieron preparando sus cosas y se alistaban para viajar en unas horas. Primero irían a Estados Unidos, luego irían a China, seguido de Japón y finalizarían con un enorme concierto en Seul.
Aunque eran cuatro lugares igual sería muy agotador para ellos, tenían un día de ensayo entre concierto para adaptarse al lugar de la presentación. Eso más el largo viaje los agotaba, considerando que tenían dos presentaciones por país y luego entrevistas, con un corto y reducido horario del sueño.

Secret Love~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora