5: mamá, papá y niki.

150 19 33
                                    


En las calles de Osaka, un adolescente Jake suspiraba al ver florecer los árboles de cerezo. Las hojas rosadas le recordaban tanto a su Hoonie que le daban ganas de llorar, pues ya habían pasado oficialmente tres años desde la última vez que lo había visto. Tomó una hoja de su diario para, como ya llevaba tiempo haciéndolo, escribirle una carta. No sabía que cuando volviera a Brisbane de esas vacaciones de verano, se encontraría con todas las cartas que le había estado enviando estos años de vueltas por una falla en la dirección, pues el orfanato Day One ya no existía, y por más esfuerzos que el servicio postal hizo por encontrar al destinatario de tan insistentes cartas, ningún chico que respondiera al nombre de Sunghoon vivía por esos alrededores.

Querido Hoonie:

¿Por qué no respondes mis cartas? ¿Acaso el maestro Park no te da permiso de salir al buzón o ya estás olvidándome? Te extraño, te extraño tanto que me duele el pecho de sólo decirlo. 

Estoy en Osaka, es una ciudad muy bonita de Japón, mis padres nos trajeron a mi hermanito y a mí de vacaciones porque tienen que cerrar unos negocios aquí. Niki me está enseñando japonés, dentro de poco podré hablar lo suficiente para poder pedirnos una orden complicada en un café bonito cuando te traiga para que conozcas Japón, porque lo haré. Te adjuntaré una foto de lo hermoso que se ve el atardecer con los árboles de cerezo en pleno verano: es hermoso. Es irónico, no sé si es por el tiempo que llevo en Australia, pero incluso el verano se siente frío. Quizás es porque ya no estás a mi lado para abrigarme con tus brazos... no lo sé, sólo sé que te extraño.

Te extraño, te extraño, te extraño demasiado. Podría llenar esta hoja con esas dos palabras en una eterna repetición y todavía no igualarían lo vacío que se siente mi corazón porque ya no estás a mi lado. He visto todos esos lugares que el maestro Park nos decía que eran hermosos, todos esos lugares a los que soñábamos con ir. Y aunque soy incapaz de decir que el maestro Park es un mentiroso o que no sentí emoción alguna al pisar por primera vez suelos extranjeros, no podía parar de pensar en la falta que me haces.

Te prometo, Hoonie, que si contestas esta carta, dejaré todo y me escaparé para volver contigo. Sólo necesito saber dónde estás, necesito saber que estás bien, necesito saber que no me has olvidado y necesito saber que me amas tanto o más de lo que yo te amo —que honestamente lo considero algo muy difícil, pues mi corazón aparentemente explota sólo al pensar en tu nombre. No me importa que en el proceso pierda a mis padres, o a mis amigos, o mi futuro, no me importa nada de eso, no lo necesito.

Sólo... te necesito a tí, Sunghoon. Porque no quiero ni siquiera imaginar un futuro en el que no formes parte de mi vida, porque siempre voy a ser tu Jaeyoonie, y tú serás mi hogar seguro.

Mi Hoonie, mi todo.

¿Estás bien?

Atentamente;

— Jaeyoon.


Jake rompió a llorar mientras escribía la carta, las lágrimas saliendo de sus ojos al punto de que algunas llegaron a mojar el papel, dejándole una textura arrugada no intencional. Tomó una de las estampillas que había comprado en el servicio postal local y la pegó en el sobre, para después agregar la dirección que ya se había aprendido de memoria y guardar en él la carta con las fotos adjuntas. La guardó en su diario de nuevo, dejándola sobresalir como un recordatorio de que tenía que depositarla en el buzón más cercano. Sin su fuente principal de alegría, lo cierto es que Jake había caído en una enorme depresión que ocultaba sabiamente del resto de la gente. Todo el mundo veía sonrisas y ojos brillantes, pero cuando estaba solo, volvía caer en esa horrible oscuridad en la cual su única luz estaba a kilómetros de distancia, el mismo Jake desconociendo exactamente donde.

white day | jakehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora